El equipo de gobierno que lidera Iñaki Azkuna ya tiene la autorización del Consejo Asesor de Planeamiento para, a través de una modificación puntual del PGOU, obligar a que los nuevos centros de culto solo puedan localizarse en edificios cuyo uso principal sea terciario, productivo o equipamental. Bildu y Ekologistak Martxan, entre otros, se opusieron al cambio.

Detrás de la medida está la campaña desatada por el PP y sectores reaccionarios de la capital vizcaina contra la apertura de mezquitas, a la que el PNV responde con medidas de corte técnico que esconden los prejuicios ideológicos de la derecha.

En opinión de los detractores, detrás de esa «simple» modificación del Plan General se esconde una «vulneración» del derecho a la libertad religiosa, ya que se dificulta a todas las comunidades la igualdad de acceso y espacio. En cuanto al argumento de que esos equipamientos deberán ajustarse a la normativa de protección del medio ambiente, se preguntaron si el Ayuntamiento es tan estricto, por ejemplo, con las molestias y denuncias que genera la hostelería.

No pasan por alto la arbitrariedad que supone que el Ayuntamiento plantee tolerar aquellos centros religiosos que tienen problemas de accesibilidad y generan molestias al vecindario, en su inmensa mayoría adscritos a la Iglesia católica, mientras impide la implantación de los musulmanes.

La edil de Bildu Aitziber Ibaibarriaga aseguró que, cuando se pretende regular la implantación de distintas actividades y se ponen condicionantes, se deben poner sobre la mesa criterios objetivos. En este caso, añadió, la modificación puntual «se basa en criterios subjetivos, como el miedo, la inseguridad» impulsados por el PP.