60 DONOSTIA ZINEMALDIA
Los ojos de un niño nos enseña cómo soñar durante su «Infancia clandestina»
GARA | DONOSTIA
La película de Benjamín Ávila, «Infancia clandestina» estuvo presente en la primera jornada de Zinemaldia dentro de la sección Horizontes Latinos. La ópera primera del director argentino cuenta en ojos de un niño lo mismo que él vivió en los años cercanos a 1979, en el que se sitúa la película.
Juan (Teo Gutierrez) es un niño que se ve obligado a convertirse en Ernesto debido a que sus padres son guerrilleros montoneros y participan en la Operación Contraofensiva para reponer en el gobierno al presidente Juan Domingo Perón.
Ávila dedica este film a su madre, que desapareció durante los conflictos. La historia de Juan es una réplica de sus sufrimientos, pero también de sus sueños. Mediante imágenes de la vida real mezcladas con pensamientos oníricos y encuadres de cómic, los ojos de Juan nos cuentan un amor infantil, al margen de todo lo oscuro que le rodea. «Los conceptos van endureciendo las cosas, las deshumanizan», cuenta el director.
Por eso, Juan y María (Violeta Palukas) encarnan los momentos más tiernos. «Yo ya sé que no se puede cambiar el mundo, y sé lo que pasó después, pero ellos no lo sabían y lo iban a hacer. Todos los días lo hacían», explicó.
Durante la historia, fallecen el tío y el padre de Juan, y desaparecen su madre y su hermana. En medio de ese desconcierto, según Ávila, lo que hay que evitar es que también te secuestren el estado de ánimo.
Quien encarna ese espíritu es el actor Ernesto Alterio, que emigró al Estado español cuando era un niño y tuvo la suerte de no vivir los duros momentos que cuenta el film. Alterio le da vida al Tío Beto, quien realmente no existió.