Hailemariam Desalegn se convirtió ayer en el nuevo primer ministro etíope al jurar el cargo ante los diputados reunidos en sesión extraordinaria en Addis Abeba. Sucede así a la cabeza del Ejecutivo a Meles Zenawi, muerto el pasado mes de agosto después de 21 años en el poder.

Los 385 diputados presentes -de los 547 representantes elegidos- lo recibieron como el nuevo hombre fuerte del país, aplaudiendo y haciendo sonar sus escritorios inmediatamente después de la toma de posesión.

Su primer discurso ofreció un contenido muy vago, con el compromiso de seguir sin cambios la obra de Meles Zenawi. Se comprometió a fortalecer la democracia y los derechos humanos, temas en los que Meles ha sido muy criticado.