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Ozon atrapa al espectador en el juego urdido en «Dans la maison»

François Ozon plantea al espectador un juego en el que se cruzan la realidad y la creación. Todo comienza cuando un aburrido profesor de Literatura se engancha al relato por entregas que le escribe un alumno, a través del cual ambos entran en casa de un compañero de clase. Es una adaptación de la obra teatral «El chico de la última fila», de Juan Mayorga.
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Xole ARAMENDI | DONOSTIA

«Todo es posible». Fue la escueta y enigmática respuesta de François Ozon ante el requerimiento de varios periodistas para que despejara la incógnita sobre el final abierto de su film. «Quiero dar al espectador elementos para que él mismo se sienta actor. Solo hay que entrar en el juego. La película puede ir hacia el trailer, el suspense o el melodrama. Eso es lo que más me gustó del libro, que todo es posible», precisó.

Se refería a la obra teatral de Juan Mayorga, «El chico de la última fila» -Premio Nacional de Teatro 2007-, texto que el realizador francés ha adaptado para la gran pantalla.

El propio autor estuvo presente en la rueda de prensa de ayer. Mayorga incidió en la necesidad de imaginación de los dos protagonistas masculinos del film, profesor y alumno. «La vida, la realidad, no es suficiente para ellos. Todos queremos ser el Sultán de Sherezade», afirmó.

«Es una película sobre dos generaciones, padres e hijos, profesores y alumnos, gente con la mirada cansada y gente que está aprendiendo a mirar», agregó.

El dramaturgo alabó la película de Ozon: «Devuelve al espectador su soberanía frente al cine que trata de satisfacer inmediatamente las necesidades del espectador. Ozon consigue que cada espectador quiera hacer su propio film. Consigue que las imágenes no redunden en las palabras, sino que entren en una rica tensión. Provoca una tormenta en el espectador», indicó.

También aplaudió la labor de los intérpretes de la cinta, en especial la que se refiere a Fabrice Luchini. El actor francés muestra su buen oficio al encarnar al profesor de instituto. «Un texto sabe cosas que su autor desconoce. Cuando un actor descubre las heridas y las luces que tú mismo no descubriste se produce el milagro», señaló. El protagonista lo corroboró afirmando que «un actor no debe decir las palabras mecánicamente, sino que debe restituir las cicatrices del poeta».

Una vez apropiado del micrófono, fue difícil que Luchini lo soltara. Siguió disertando sobre cine y literatura, ante la divertida mirada de sus compañeros de mesa y las risas de los periodistas. Luchini estuvo en representación del elenco de actores, que se completa con Kristin Scott Thomas en el papel de esposa, Emmanuelle Seigner y Ernst Umhauer, entre otros.

Ozon reconoció que tanto Luchini, Scott Thomas como él mismo tuvieron en mente a Woody Allen y Diane Keaton durante el rodaje. «Quería que hubiera el mismo ritmo que en sus filmes», indicó.

También incidió en el aspecto lúdico de la película y de la obra teatral. «Me gusta la visión lúdica e irónica de Mayorga. Todo eso estaba en el libro. Es agradable encontrar algo que posiblemente me estaban rondando por la cabeza en las obras de otras personas. Me pasó lo mismo con Fassbinder», comentó..

En este caso, indicó que el hecho que no fuese un texto propio le vino bien para «mantener cierta distancia» a la hora de abordar el rodaje de «Dans la maison», presentado ayer en la Sección Oficial del Zinemaldia.

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