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El sprint electoral aplaza los debates pendientes en Venezuela

Las elecciones del próximo domingo en Venezuela han dejado en el cajón de los temas pendientes cuestiones clave para el desarrollo del proceso bolivariano. La burocracia dentro de las instituciones o la inseguridad siguen siendo tareas pendientes que regresarán a la agenda a partir del lunes.

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Alberto PRADILLA  Enviado especial en Venezuela

Ocurra lo que ocurra, nos encontraremos ante un escenario complicado. Si ganamos por un margen escaso, la oposición se sentirá legitimada para poner en cuestión la transparencia de las elecciones. Si obtenemos una distancia amplia, no se hará autocrítica y los errores que nos han llevado hasta aquí no se corregirán». Así se expresa ante GARA una fuente cercana al Gobierno venezolano que cuestiona la falta de «mea culpa» registrada entre determinados altos cargos del Ejecutivo. La campaña ya ha entrado en su cuenta atrás, por lo que las candidaturas cierran filas. Hoy, por ejemplo, Hugo Chávez clausurará en Caracas con un acto multitudinario en su escenario más emblemático, la avenida Simón Bolívar. Demostraciones de fuerza al margen, tanto la candidatura del presidente como la del aspirante de la derecha, Henrique Capriles, se encuentran en el sprint final. «Están en juego los logros de la revolución», es la consigna de los partidarios del Gobierno. Sin embargo, en medio de la vorágine, se han alzado voces que advierten sobre el riesgo de aparcar las tareas pendientes. No se niegan los logros en alfabetización, sanidad o vivienda. Pero aspectos como la burocratización, focos de corrupción o falta de eficiencia en la gestión siguen pendientes. «Hasta el 8, la única receta es unidad, unidad y unidad. Pero, a partir de entonces, hay asuntos que cambiar de raíz», resume Juan Contreras, presidente de la Coordinadora Simón Bolívar, uno de los organismos más activos de la parroquia del 23 de enero, tradicional bastión del chavismo. Los retos inmediatos no terminan el domingo. La profundización en programas como la «Gran Misión Vivienda Venezuela» o un posible voto de castigo en futuras citas con las urnas (elecciones a gobernadores, en diciembre, y alcaldías, en abril) marcan un punto y seguido para el proceso bolivariano.

Cargar contra los apagones de luz o la inseguridad (14.000 muertes violentas solo en 2011 y la tasa de homicidios en Caracas, 98 por cada 100.000 habitantes, la sexta más elevada del planeta) se ha convertido en el principal argumento del candidato opositor, que ha alejado la ideología de su discurso. Esto ha obligado a la campaña de Chávez a reconocer algunos de estos fallos y realizar un propósito de enmienda. Claro, que a una semana de los comicios, resulta difícil encontrar a alguien que tire contra su propio tejado. Así que las correcciones se guardan en el cajón para después de la denominada «batalla de Carabobo», un símil con el que los defensores del Gobierno asemejan los comicios del domingo con la gran batalla en la que participó Simón Bolívar y que definió la independencia de Venezuela. De todos modos, los retos van mucho más allá de la reforma de aspectos de gestión. Desde diversos sectores se observa el período entre 2013 y 2019 (tiempo en el que se alargará el próximo mandato) como los años claves para impulsar un nuevo modelo político y económico. Y aquí también tienen peso las diferentes corrientes internas, cuyas cabezas más visibles comenzaron a asomar en el momento en el que se anunció el cáncer que padece Chávez.

El problema de la inseguridad

En campaña siempre se escuchan más frases redondas y compromisos que proyectos concretos. Aunque los temas, que se entrelazan entre sí, están ya claros. Por ejemplo, la falta de seguridad en las calles. «La educación y la justicia social son dos claves para hacerle frente», defiende Diana Aponte, caraqueña de 49 años y militante del PSUV que carga con la titánica responsabilidad de hacer campaña en las inmediaciones de la plaza Altamira, búnker de la oposición. No se puede negar que el Gobierno no ha intentado tomar cartas en un asunto degenerado a mal endógeno. Se han realizado programas para el desarme (conseguir una pistola resulta relativamente sencillo en muchas zonas de Caracas) y se ha desarrollado un revolucionario planteamiento policial: la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad. Una apuesta por agentes educados en derechos humanos que viene acompañada por planes contra la pobreza. A pesar de ello, los robos y los homicidios siguen siendo una de las grandes preocupaciones para los venezolanos. Claro, que también hay que tomar en cuenta que este grave problema es anterior al actual Gobierno. «Antes, los medios lo ocultaban», ratifica Juan Contreras.

Los problemas de gestión constituyen el segundo frente para el Ejecutivo de Hugo Chávez. Esto se plasma en cortes de luz, problemas viarios y, en definitiva, falta de eficacia a la hora de solventar deficiencias que afectan al día a día. Desde diversos sectores de la administración se ha señalado un culpable: la burocracia. «Tenemos males enquistados como la burocracia y la corrupción», dice Aponte. Un diagnóstico que comparten otros activistas como Juan Contreras o Joel Capriles, militante del PSUV en el consejo comunal de Andrés Eloy Velasco El Plan, también el 23 de Enero. Como ejemplo, Capriles muestra las traviesas metálicas que guardan en su centro comunitario. Estaban destinadas para una remodelación en la escuela, pero el papeleo se alargó, alguien no lo vio con buenos ojos y el material de obra terminó cogiendo polvo en el suelo.

«El siguiente paso de la revolución es limpiar de burocracia y clientelismo la administración», insiste Juan Contreras, de la Coordinadora Simón Bolívar. Reconoce los logros del Gobierno y asume que «los cambios no llegan en tan poco tiempo», aunque defiende la «construcción de un liderazgo colectivo» como garantía de que el proceso se haga irreversible. En la práctica, este planteamiento busca desactivar a ciertos líderes de la administración que, a su juicio, actúan como freno. «Hay quienes disfrutan de la miel del poder y prefieren reforma antes que revolución. Se instalaron allí (en referencia a los centros de mando) y no se mueven, aunque es un tema que tocaremos a partir del día 8».

Elecciones a gobernadores y alcaldes

El problema de la falta de eficiencia y la burocracia ha sido mencionado ya por Chávez en muchas de sus intervenciones. Sin embargo, todavía parece que existe una ruptura entre los principales dirigentes del PSUV y sus bases, organizadas en torno a los consejos comunales. «Esta es una discusión que no llega a la cúpula del partido. Aunque, en realidad, este es más una pantalla electoral que una estructura política, por lo que los planteamientos no llegan de abajo hacia arriba», considera Eduardo Rothe, periodista y asesor de Telesur. A su juicio, aunque la lentitud del sistema y los fallos de funcionamiento ya están en boca de muchos venezolanos (también de los partidarios del presidente), este debate quedará pendiente hasta las elecciones a gobernador y alcaldes, previstas para diciembre y abril.

Unido a esto, sigue latente la cuestión de quién sucederá a Chávez, aunque sea dentro de seis años. Las deliberaciones ya comenzaron cuando se hizo pública su enfermedad, Ahora, todo es campaña. Pero parece probable que, tras los comicios, resurja el debate. Es cierto que el cáncer que padece el presidente no ha sido utilizado durante estos meses salvo en alguna esporádica declaración de Capriles. Las dos últimas semanas en las que Chávez ha pisado el acelerador, con tres apariciones diarias, han eliminado cualquier duda. No obstante, si la cuestión ya fue objeto de discusiones hace algunos meses, no es descabellado pensar que podría reproducirse. Todo ello, en un contexto en el que la adhesión a Chávez es absoluta; un fenómeno que no se repite en el caso de sus segundos espadas. Nombres propios como Diosdado Cabello (presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela), Nicolás Maduro (ministro de Exteriores) o Elías Jaua (vicepresidente) suenan como caras visibles. Sin embargo, ninguno de ellos logra cohesionar del mismo modo que el presidente.

«Corrupción, clientelismo y burocracia»

El problema no está en los nombres propios sino en cómo afrontar los retos. Además, las futuras elecciones a gobernadores y alcaldes determinarán en manos de quién queda esta gestión. «Como dice Pablo Milanés, no vivimos en una sociedad perfecta», argumenta Juan Contreras, que insiste en poner nombre a los grandes problemas que arrastra Venezuela: «Corrupción, clientelismo y burocracia».

Nancy Pérez, del consejo comunal Andrés Eloy Velasco El Plan, resume la posición de buena parte de las bases: «Aprendí a leer gracias a la Misión Robinson, aunque también hay retos pendientes. Eso sí, el balance es positivo». Probablemente, achicar las distancias entre esas organizaciones comunitarias y las élites del partido constituya una de las claves para hacer frente a las deficiencias. Se verá a partir del domingo. Hasta entonces, como defiende Contreras, todo queda supeditado a unos comicios en los que «está en juego la patria».

 

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