Koldo CAMPOS Escritor
Luces de Bohemia
Muy pronto cumplirá cien años «Luces de Bohemia», aquella obra en la que Valle-Inclán manifestara su hartazgo de una España «espuma de champaña y fuego de virutas, de trenzas en perico, blusa, tapabocas y alpargatas... de un corral donde el sol era, y no siempre, el único bien... de un círculo infernal en que mascar ortigas, de soldados romanos y porteras... de un apestoso antro de aceite cuya leyenda negra era su propia historia, el dolor de un mal sueño en el que unos se la jugaban de boquilla y otros se hacían cruces en la boca... de un pueblo miserable que transformaba todos los grandes conceptos en un cuento de beatas costureras, cuya religión era una chochez de viejas que disecaban el gato cuando se les moría, y el cielo una kermés sin obscenidades a donde con permiso del párroco podían asistir las hijas de María... de un esperpento de sombras en las sombras de la taberna del Pica-Lagartos, de viejas prostitutas y borrachos, de ladinos, guindillas y fantoches, donde mostraba la monarquía sus encías sin dientes, gobernaba el rey de Portugal y era marquesa del tango Enriqueta la Pisa-Bien... en la que los bizarros coroneles se caían de los caballos hasta en las procesiones, las leyes reposaban en carpetas de badana mugrienta y la autoridad era un pollo chulapón de peinado reluciente que se paseaba y dictaba: ¡Aquí no se protesta! ¡Yo soy la autoridad! ¡Queda usted detenido...!».
Cien años después, como memoria y como amenaza, aquella España inmortal sigue estando delante, y es por ello que la independencia no solo es necesaria, también es imprescindible.