Eibar y Alavés ya vislumbran la camparta de meta del maratón en el que se convierte la Copa para los equipos modestos. Solo noventa minutos, a no ser que tengan que tirar de prórroga, les separan de superar la tercera eliminatoria y enfrentarse, ya a doble partido, a uno de los equipos de Primera que disputan competición europea. El premio gordo, a nivel económico, deportivo y social, con el que soñaban todos los equipos de Segunda B cuando arrancó la competición, allá por agosto.

Y con el que siguen soñando. «¿Por qué no lo vamos a hacer? -pregunta Gaizka Garitano-. Todo lo que añada motivación está bien. Desde luego que si perdemos no va a ser porque estemos pensando en el Real Madrid o el Barcelona, sino porque el rival ha sido mejor». Un rival de nombre Arroyo, que llega hoy a Ipurua (20.00) «con menos cartel del que debería tener», advierte el técnico azulgrana. «Es un recién ascendido, pero muchos de sus jugadores no lo son. Tienen calidad y experiencia», explica Garitano sobre el cuadro cacereño, que ocupa plaza de play-off en el Grupo IV. El entrenador armero, de hecho, ve la eliminatoria «al 50%, aunque espero que podamos hacer valer el factor campo y desnivelarla», pero reconoce que llega con el equipo «en un buen momento».

También para el Alavés, superado su pequeño bache, al que le toca buscar la gloria lejos de casa. En el Mundial 82 (20.00), donde visita a un Huracán Valencia que, como los albiazules, lidera su grupo, y que no ha perdido un solo partido. Puede hacer valer doblemente, además, el factor campo, porque el choque se disputa sobre hierba artificial. «Seguro que va a ser duro, pero tenemos muchas ganas de pasar la eliminatoria. Es importante y sería muy bonito para el club, la ciudad y la afición», aseguró Natxo González, que viajó con los mismos 17 hombres que fueron a Tajonar.