Más o menos hasta que Laura Mintegi entró en el recinto acompañada por el resto de candidatos y candidatas, y por representantes de las formaciones que conforman la coalición soberanista. En ese momento atronaron los aplausos y los gritos de «independentzia!». A esas alturas los resultados eran ya definitivos y los presentes habían asumido que la primera posición se escapaba. Y lo cierto es que esa esperanza había anidado en el polideportivo bilbaino durante un buen rato, sobre todo tras conocerse los resultados del sondeo a pie de urna difundidos por EiTB, que hablaban incluso de empate técnico con el PNV. Al final no pudo ser, pero los resultados, con todo, eran «magníficos» dijo la candidata, y había por tanto mucho que celebrar. Así que una vez que todos los parlamentarios y parlamentarias elegidos en las planchas de EH Bildu subieran al estrado, los ánimos se caldearon definitivamente.

Mintegi, sin borrar ni un momento esa sonrisa que siempre le acompaña, comenzó felicitando a todas las personas que han trabajado en los pueblos y barrios de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa durante la campaña. «Esta victoria es suya», dedicó.

En un breve discurso en el que fue interrumpida en varias ocasiones por gritos -a favor de la independencia y de los presos políticos vascos-, y aplausos, la profesora a la que le ha tocado liderar la segunda fuerza de la CAV dijo que «ya viene siendo hora de empezar a pensar como país», y también de responder como tal a las «imposiciones» de Madrid. «Independentzia!» respondieron desde abajo.

Mintegi apuntó, asimismo, que si EH Bildu ha tratado de mostrar que existe otra forma de hacer política, esa apuesta ha salido reforzada de las urnas y destacó que los electos de la coalición llevarán al Parlamento la voz de los soberanistas de izquierda. «Independentzia!» volvieron a arreciar los gritos.

«Empezamos un camino que no va a parar hasta conseguir una Euskal Herria libre, justa y solidaria en Europa» señaló la parlamentaria electa, y advirtió de que en ese camino «ya no hay marcha atrás».

Los presos y presas políticas también estuvieron en el ánimo de todos los presentes, encima del escenario y enfrente de él. Los lemas en favor de los represaliados sonaron con fuerza en varias ocasiones, y Mintegi declaró que «la fuerza que tenemos aquí es la que va a conseguir traer a nuestros presos». «Los vamos a traer», enfatizó.

A esas alturas la fiesta ya había cogido ritmo en La Casilla. Y lo cierto es que le costó arrancar. En primer lugar, porque hasta que no hubo datos reales la gente no empezó a acercarse al recinto, que ya es casi tan deportivo como electoral. Y, por otro lado, porque esos datos no dejaban dudas de quién se había alzado con la victoria. Así que al grupo musical que amenizaba la velada le costó que la gente se animara a bailar. Pasadas las 22.15, sin embargo, la celebración ya había tomado cuerpo y la gente hacía tanto ruido como los bafles. Algunos, con esteladas e ikurriñas al viento, no paraban, y otros, con vaso en la mano y una sonrisa relajada, empezaban sesudos debates sobre qué nos deparará la próxima legislatura.

«Gora Euskal Herria alaia!», había concluido Mintegi su intervención, y sus seguidores respondieron a su candidata al pie de la letra. Muchos y muchas tendrán hoy una dulce resaca.