Médicos turcos alertan de que peligra la vida de los presos kurdos en huelga
La Asociación Médica Turca ha alertado de que la vida de los cerca de 700 presos políticos kurdos que se encuentran en huelga de hambre en las cárceles turcas desde hace 52 días corre peligro, especialmente si llegan a los 60 días sin ingerir alimentos. El prokurdo Partido de la Paz y la Democracia denuncia el silenciamiento de la protesta y anuncia que está preparando la radicalización de sus acciones.
GARA | ANKARA
«Nos tememos que tras unos 40 días comiencen a surgir daños permanentes y tras 60 días podrían empezar a morir», advirtió Ozdemir Aktan, director de la Asociación Médica Turca (TTB), organización que agrupa aproximadamente al 80% de los profesionales de la medicina de Turquía, en relación a la huelga de hambre que alrededor de 700 presos kurdos están llevando a cabo desde hace 52 días.
Según el recuento del ministro turco de Justicia, Sadulah Ergin, hay 683 personas en huelga de hambre en 66 cárceles de Turquía y Kurdistán Norte. Los prisioneros en huelga exigen el reconocimiento del kurdo como idioma a utilizar en la enseñanza y en la esfera pública, en particular en los tribunales; el reconocimiento de los derechos del pueblo kurdo; que se garantice el derecho a la salud y a las visitas de familiares y abogados -ahora prohibidas- del líder kurdo Abdullah Öcalan, encarcelado a perpetuidad y aislado en la isla-prisión de Imrali, así como su libertad, y que el Estado turco dé pasos de cara a la resolución del conflicto político.
Los médicos turcos han lanzado la voz de alarma, sin embargo, el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, ha calificado de «espectáculo» la protesta. «En estos momentos no hay nada parecido a una huelga de hambre. Es un espectáculo», dijo Erdogan el miércoles en Berlín, donde mantuvo un encuentro con la canciller alemana, Angela Merkel.
Las autoridades turcas, con Erdogan a la cabeza, tratan de minimizar la protesta de los presos kurdos e insisten en que los huelguistas consumen azúcar, agua y vitaminas, lo que podría prorrogar la protesta durante semanas. Además, acusan a los «mercaderes de la muerte», en referencia al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), de ordenar el inicio de esta huelga de hambre.
Aktan, de la TTB, reprochó la actitud de las autoridades kurdas. «Declaraciones de ese tipo hacen que quienes realizan una huelga de hambre se reafirmen en su determinación y motiva a seguir a quienes se plantean abandonar. Esto puede acabar con enfermedades y muertes», advirtió.
Sin respuesta de Ankara
Ozdemir Aktan explicó que han solicitado varias veces la autorización del Ministerio de Justicia para poder entrar en las prisiones y supervisar el estado de los huelguistas, pero hasta el momento no han recibido respuesta.
En la última huelga de hambre masiva, que los presos vinculados a organizaciones de izquierda como Izquierda Revolucionaria, el Ejército Revolucionario de Liberación de los Campesinos Turcos y el Partido del Frente Revolucionario de Liberación del Pueblo (DHKP-C) y simpatizantes en el exterior llevaron a cabo en Turquía en 2000, sí se autorizó a los médicos a entrar en las prisiones.
En el transcurso de aquella protesta, que se prolongó durante más de dos años y medio, murieron 122 personas -80 de ellas presos- que denunciaban la política penitenciaria de aislamiento que suponía el nuevo régimen carcelario turco, con prisiones de máxima seguridad. En aquella ocasión y tras varias muertes, el presidente turco, Ahmet Necdet Sezer, utilizó sus poderes de gracia para indultar a más de 300 presos que ya sufrían graves efectos del ayuno y tratar de desactivar la protesta.
Además de los muertos, entonces se documentaron casos de dolencias como el síndrome de Wernicke-Korsakoff, una enfermedad causada por la falta de vitamina B que provoca pérdidas de memoria, alucinaciones y menor coordinación muscular.
Aktan señaló que entonces los médicos pudieron explicar a los huelguistas las posibles repercusiones de sus actos y gracias a ello algunos depusieron su actitud. Sin embargo, advirtió de que no se debe utilizar a los médicos como un medio para poner fin a la protesta.
«El silencio traerá consigo la muerte, tenemos que alzar la voz para apoyar las demandas de nuestros compañeros». Con estas palabras, el diputado del prokurdo Partido de la Paz y la Democracia (BDP) Gülser Yildrim, preso en Mardin y en huelga de hambre, denunciaba en una carta a su familia el silencio que rodea la protesta que están llevando a cabo, según informó la agencia Firat.
Yildrim, que tildó esta huelga de «responsabilidad humana histórica», insistió en que «tenemos que estar siempre del lado del diálogo y de la paz a pesar de la política de negación y destrucción que data desde el establecimiento de la República de Turquía y hoy se mantiene con la política fascista y nacionalista del Gobierno del AKP».
«No podemos vivir y defender una vida sin honor. La huelga comenzó como una contribución a la libertad, la igualdad y la búsqueda de una solución, y para crear una paz honorable entre los pueblos. No importa el precio, siempre vamos a elegir una vida honorable en lugar de una vida sin sentido», subrayó.
El copresidente de su partido Selahattin Demirtas aseguró, en una entrevista con la agencia DIHA, que el BDP prepara acciones radicales en apoyo a la huelga de hambre, que la próxima semana entrará en una etapa muy crítica, ya que no esperan que el Gobierno turco tome alguna medida.
En la misma línea de Yildrim, criticó el silenciamiento de la protesta y a Erdogan por negar su existencia para ocultarla. Recordó que las demandas de los presos son compartidas por 30 millones de kurdos, como se evidenció en las calles el martes. GARA
Al menos cuatro personas resultaron heridas ayer por la explosión de un coche bomba en la ciudad kurda de Iskenderun, informó la agencia Anadolu. La detonación sucedió a unos 150 metros de una instalación militar, frente a una estación de servicios.