Mueren tres jóvenes en una avalancha en una fiesta de Halloween en Madrid
Tres chicas de 18 años murieron en la madrugada de ayer y otras dos permanecen en estado crítico tras ser arrolladas por una avalancha humana provocada por el lanzamiento de una bengala durante una fiesta de Halloween en un recinto deportivo de Madrid.
GARA | MADRID
Se anuncia en las redes sociales como un «fiestón», pero la festividad de Halloween se convirtió ayer en tragedia Madrid, cuando tres jóvenes chicas -Katia Esteban Casielles, Rocío Oña Pineda y Cristina Arce de la Fuente- de 18 años murieron pisoteadas y otras dos -María Teresa Alonso y una menor de 17 años de edad-, se encuentran gravemente heridas a consecuencia de una estampida durante una macrofiesta de música electrónica en el Madrid Arena de la Casa de Campo.
La Policía española indicó que la avalancha fue provocada por el lanzamiento de una bengala en un pasillo que comunica la pista con las escaleras de acceso a una planta superior y la empresa organizadora del «Thriller Musik Park», Diviertt SL, precisó que la bengala fue lanzada en uno de los nueve vomitorios de acceso al recinto.
Testigos de lo ocurrido describieron escenas de pánico, salidas bloqueadas, gente aplastada o pisoteada y vigilantes impotentes para evacuar a la muchedumbre. Algunos se mostraron convencidos de que se superaba el aforo permitido y señalaron que el pasillo en el que se arrojó la bengala que provocó el pánico «estaba lleno de gente y era difícil moverse con normalidad». Otros aseguraron que en el interior del recinto había menores -de hecho, una menor permanece en estado crítico- y que en ningún momento se les pidió el DNI ni se les registró antes de entrar.
La Policía señaló que recibió las primeras llamadas de emergencia poco después de las 4.30 horas y que tras acudir al lugar procedió al lento desalojo del lugar, que no concluyó hasta dos horas después. Algunos testigos que se encontraban al otro lado de lugar donde ocurrió la avalancha indicaron que escucharon la explosión de un petardo, que creyeron parte del espectáculo porque no vieron nada anómalo y «la fiesta continuó hasta el cierre».
El vicealcalde de Madrid, Miguel Ángel Villanueva, explicó que las instalaciones cumplían todos los requisitos legales para la celebración de la macrofiesta. Precisó que, según la empresa organizadora, se vendieron 9.650 entradas de las 10.600 disponibles, y anunció una investigación para aclarar si las medidas de seguridad eran las exigidas y si se respetaba el aforo. Algunos de los asistentes a la fiesta denunciaron en las redes sociales que el aforo se superó con creces e incluso se aventuraban a decir que «había más de 22.000 personas» o que el aforo «era superado exactamente por 7.400 personas».
El Ayuntamiento de Madrid anunció que se personará como acusación particular si el juez que investiga lo ocurrido determina que la empresa organizadora tiene algún tipo de responsabilidad en la tragedia.
Testigos de lo ocurrido describieron escenas de pánico, salidas bloqueadas, gente aplastada o pisoteada y vigilantes impotentes para evacuar a la muchedumbre.
Algunos jóvenes que se encontraban al otro lado de lugar donde ocurrió la avalancha oyeron la explosión de un petardo, pero no vieron nada anómalo y aseguraron que «la fiesta continuó hasta el cierre».
El Ayuntamiento de Madrid se personará como acusación particular si el juez determina que la empresa organizadora tiene algún tipo de responsabilidad en la tragedia.
Dos jóvenes que asistieron a la fiesta de Halloween en Madrid Arena, aseguraron que vivieron momentos de pánico y que trataron de ayudar a los atrapados, uno de los cuales, agarrado a ellos, les gritaba: «no me sueltes que me estoy muriendo».
Unas palabras desgarradoras, pero que no sirvieron para poder ayudarle porque, según denunciaron a Efe, los servicios de seguridad del recinto impedían que pudieran socorrer a las personas atrapadas.
Los dos jóvenes, Javier, de 19 años, y Guillermo, de 20, acudieron por la tarde al hospital Doce de Octubre para ponerse a disposición de la familia de la menor ingresada en la UCI que continúa en estado muy crítico, Belén Langdon, para facilitar cualquier información que pueda servir para esclarecer lo sucedido.
Han contado que era tal el agobio de gente que sobre las cuatro de la madrugada decidieron abandonar la fiesta y marchase a casa, momento en el que se vieron sorprendidos por una multitud que llenaba uno de los pasadizos de acceso al recinto.
Pudieron ver hasta «cinco pisos» de personas amontonadas, que gritaban desesperadamente y se agarraban a sus manos y a sus pies, pero ante la imposibilidad de poder auxiliarles, pidieron ayuda al personal de seguridad al que advirtieron de que si no se actuaba con rapidez «iba a morir gente».
Durante estos momentos tan confusos llegaron a ver cómo un camarero hacía maniobras de reanimación sobre una de las barras de copas a una de las chicas, que finalmente falleció.
En cuanto consiguieron salir del recinto, se marcharon directamente a casa, llorando, después de una noche que, han asegurado, «ha sido la peor» de sus vidas. Una de las cosas que más les ha sorprendido de lo ocurrido, han señalado, es que en ningún momento se decidiera suspender el concierto. GARA