Gluglú producciones, la productora bilbaina que ha llevado a escena montajes como el exitoso «Cocidito madrileño», ultima ahora el estreno de «A fuego lento / Su txikian». Una propuesta teatral que seguramente no dejará indiferente a nadie. Un resumen a vuelapluma: por el escenario desfila más de una década de nuestra historia más reciente, con arranque en los encuentros secretos en Txillarre entre Eguiguren y Otegi, y final en la Conferencia de Aiete. Por el camino desfilan líderes políticos, dirigentes de ETA, atentados, detenciones, algunos acuerdos y muchos desacuerdos. «A fuego lento» se antoja como una especie de radiografía exprés, realizada a un ritmo endiablado, del conflicto vasco.

He de reconocer que el pase de ayer de la versión en castellano de «A fuego lento» me dejó con una sensación como de agarrotamiento, como si la tensión de ver todo lo que ha pasado desde aquel Año Nuevo de 2000, fecha en la que arranca el argumento, me hubiera mantenido encogida en la butaca. Aplausos al final entre el público, entre el que había gente del teatro y también la autora de la música -la violonchelista eibarresa Maite Arroitajauregi (Mursego) ha creado una banda sonora de atmósferas densas-, y la convicción personal de que esta va a ser una de las propuestas teatrales a no perderse esta temporada, tanto por lo apasionante y actual de lo que se cuenta como por la forma de llevarlo a escena, con un sólido reparto de actores vascos.

El actor, guionista, director y periodista Galder Pérez (Bilbo, 1975) es el autor del texto y también se encarga de la dirección del montaje. No es el primer trabajo que realiza para Gluglú, para quienes ha dirigido obras como «Cocidito madrileño» y «Todos nacemos vascos», así como diversos montajes infantiles.

Por encargo de la productora de Toño Pinto comenzó a «cocinar» este proyecto sobre los entresijos de las circunstancias que rodearon a las conversaciones de paz de Oslo y Ginebra entre el Gobierno y ETA en 2005 y 2006, para lo que se basó en diferentes fuentes, como el trabajo de investigación realizado por el periodista Imanol Murua, plasmado en su libro «El triángulo de Loiola», el relato personal de dos de sus protagonistas principales -la autobiografía del presidente del PSE-EE, Jesús Eguiguren, titulada «Memorias de un conspirador», y el libro-entrevista a Arnaldo Otegi «Mañana: Euskal Herria»-, además de entrevistas con ambos políticos y otros protagonistas de aquellos encuentros.

El resultado, al que ayer Galder Pérez reconocía que le ve una vertiente «divulgativa», es un relato con tres protagonistas principales, tres antihéroes que luchan contra las circunstancias: el líder de la izquierda abertzale Arnaldo Otegi (interpretado por el vizcaíno Gabriel Ocina, actor que ha trabajado con Pikor, Hortzmuga...), el presidente de los socialistas vascos, Jesús Eguiguren (el cuentacuentos y escritor, también colaborador de GARA, Joxemari Carrere) y el amigo de ambos y propietario del caserío Txillarre Pello Rubio (el actor y cantante zornotzarra Patxi González).

Sobre ellos, sobre sus hechos y palabras reales, pivota la historia, aunque es cierto que Pello Rubio le sirve a Galder Pérez a modo de narrador, por lo que se convierte en el único personaje al que se ha permitido adornar con dosis de ficción. Él es quien empuja a sus dos amigos comunes, que a la postre terminarán también siéndolo entre sí, a que intenten llegar a acuerdos y él es también quien, de alguna forma, pone voz a los deseos de que tanto esfuerzo no caiga en saco roto.

Por el escenario, en el que el juego teatral se consigue con estructuras móviles y una pantalla de vídeo, se rememoran las conversaciones de Eguiguren, como representante del Gobierno español, y la dirección de ETA, en la figura de Josu Urrutikoetxea, que es encarnado por el actor Mañu Elizondo («Goenkale», «Vaya semanita»...), quien interpreta también a otros personajes tan dispares como el dirigente del PSOE, Rodolfo Ares. Un Ares, por cierto, que protagoniza algunas anécdotas divertidas durante la mesa de partidos que se constituyó en Loiola en 2006 (la prensa ha filtrado que están reunidos, pero en Elizondo. «Habrán entendido mal en las escuchas», le dice Otegi a Josu Jon Imaz, «dije eliza ondoan y han entendido Elizondo»... «y eso ¿dónde está?» replica un Ares bastante soberbio).

El entonces presidente del EBB, Josu Jon Imaz -muy divertida su llegada camuflada a las reuniones-, es interpretado por Martxelo Rubio (actor de larga trayectoria, al que ahora podemos ver en «Goenkale»), quien se pone también en la piel de Xabier López Peña, del segundo grupo de intermediación de ETA. La azpeitiarra Libe Arnaburu y Ugaitz Alegria completan el reparto al dar vida a personajes como periodistas, intermediadores como los del centro Henry Dunant Humanitrian Dialogue center de Ginebra, Iñigo Urkullu u Olatz Dañobeitia.

Por el camino nos van golpeando con una historia de tira y aflojas, de piedras colocadas en el camino, de miserias políticas y de intentos honestos por parte de los protagonistas para llegar a una solución..., pero, como en todas las historias trágicas, y para eso son antihéroes, terminan perdiendo. Menos mal que, al final de la obra, nos dan espacio a la esperanza.

«A fuego lento» se escenificará el próximo martes 8 en el desván del Ayuntamiento de Azpeitia -en una sesión especial, en la que el público estará codo con codo con los actores- y en las Topaketak, al día siguiente tendrá lugar el estreno de la versión en euskara. El 16, la de castellano, en el Herri Antzokia de Elgoibar.