Imanol Intziarte Periodista
Las enseñanzas de Spencer Tracy
Prácticamente a diario me viene a la memoria, por uno u otro motivo, una escena de la película «Capitanes intrépidos», uno de esos clásicos rodados en blanco y negro. En este largometraje del año 1937, Harvey Cheyne es un malcriado niño de diez años que se cae al agua durante un viaje por mar con su padre, un hombre de negocios que no se toma excesivas molestias en su educación. Antes de que se ahogue, es recogido por Manuel Fidello -interpretado por Spencer Tracy, quien ganó un Oscar por ese papel-, marinero portugués que forma parte de la tripulación del pesquero «We're Here».
Cheyne tendrá que pasar a bordo los tres siguientes meses, hasta que el barco regrese a puerto, y bajo la tutela y el cariño de Fidello -que morirá en accidente antes de retornar a tierra-, pasará de ser un niño mimado a ser un joven responsable. La escena a la que me refiero es una en la que el curtido marinero enseña al chaval a comprobar cuál es la dirección del viento antes de arrojar la basura por la borda.
Y es que resulta habitual pillarse los dedos cuando las decisiones se critican no por lo que suponen, sino por quién las plantea. Muy pocos estarán libres de ese pecado y quien esto firma no se incluye en ese grupo. Lo cual no quita para que nos pueda la tentación y lancemos alguna piedra, aunque solo se trate de una pequeña china. Va en el oficio.
Así, estos últimos días me he acordado de esa escena cada vez que he escuchado declaraciones del jeltzale José Luis Bilbao, diputado general de Bizkaia. Primero presentó un nuevo Impuesto sobre el Patrimonio y se jactó de su izquierdismo, y al día siguiente anunció que suprimiría las ayudas al Athletic, el Bilbao Basket y el equipo ciclista Euskaltel. Y recuerdo a Iñigo Urkullu hace unas semanas tildando de «demagogia» la implementación de un impuesto para los ricos. O a Markel Olano considerando que la Diputación de Gipuzkoa daba un «golpe letal» al Gipuzkoa Basket por reducir su subvención. En la película, Harvey Cheyne aprende que si escupes contra el viento te acabas mojando la cara. Cosas que pasan.