Sacar de centro y en un abrir y cerrar de ojos el navarro Iñaki Williams se plantó solo ante el meta inglés, pero no acertó a marcar. Una ocasión malograda de la que los cachorros se iban a arrepentir con el transcurrir del encuentro, tanto o más que el penalti marrado en la primera mitad por el rojiblanco más peligroso, un Guillerno Fernández que a la media hora iba a ser expulsado con rojo directa tras golpear a un rival en un salto a cabeza.

El primer cuarto de hora de partido fue claramente de los gunners, más fuertes físicamente y rápidos, aprovechándose de los nervios e imprecisiones del Athletic, llegando a encerrar a los locales en torno a un Kepa sobresaliente. Pronto se quitaron de encima esa presión los de Aitor Larrazabal y Edorta Murua, y sustentados en la solidez atrás de Ramalho y Aymeric, además de un un muy buen Urtzi y un gran Markel Etxeberria -pudo siempre con la perla gunner, Serge Gnabry, al que Wenger hizo debutar con el primer equipo en setiembre en la League Cup-, dispusieron de buenas ocasiones, entre ellas dos peligrosos disparos de Guillermo, su penalti fallado y alguna otra de Ager Aketxe.

La expulsión del `9' rojiblanco activó a los ingleses, que la tuvieron con un chut a bocajarro del exculé Toral y que desvió Kepa, y otra del también exblaugrana Bellerín, que salió desviada.

En la segunda mitad salieron a presionar los ingleses, pero Kepa les frenó resolviendo con acierto hasta tres disparos suyos, lo que espoleó a los cachorros, que pasaron a nivelar y hasta llevar por momentos la iniciativa, sin renunciar nunca al ataque a pesar del enorme desgaste físico. De diez la entrega de los locales, que fueron a por el partido hasta el final, ante un Arsenal que no encontró el camino a la red y que terminó casi contra ella.