Los ministros de Asuntos Exteriores de los países iberoamericanos iniciaron ayer en Cádiz las discusiones de la Declaración que marcará la XXII Cumbre de Jefes de Estado, con un diálogo que se centró en las consecuencias sociales de la crisis.

En una reunión previa a la inauguración oficial de la cumbre por la tarde, los responsables diplomáticos de los 21 países presentes analizaron «la crisis mundial y las alternativas para una salida».

Entre las ausencias más destacadas estaban la de los presidentes de Cuba, Venezuela, Argentina, Guatemala y Uruguay.

El presidente de Ecuador, Rafael Correa, aprovechó su asistencia a la Cumbre para criticar los deshaucios, ya que la comunidad inmigrante ecuatoriana es una de las comunidades más afectadas por esta medida.