Petraeus dice que la CIA siempre situó a Al Qaeda tras el ataque de Bengasi
David Petraeus aseguró ayer ante la Comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes que «casi inmediatamente» supo que el ataque contra el consulado de Bengasi había sido un ataque «terrorista» cometido por grupos vinculados a Al Qaeda. El general contradijo así la versión oficial inicial que la Casa Blanca mantuvo durante cinco días y abrió nuevos interrogantes sobre la información que recibió el Gobierno.
GARA | WASHINGTON
El exjefe de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) David Petraeus explicó ayer ante el Congreso de EEUU que sabía que grupos cercanos a Al Qaeda estaban implicados en el mortífero ataque al consulado en Bengasi, Libia, del pasado 11 de setiembre.
Petraeus compareció ante las dos cámaras del Congreso a puerta cerrada durante casi cuatro horas, en medio de una gran expectación por tratarse de su primera aparición desde que dimitió hace una semana tras reconocer una relación extramarital.
El 11 de setiembre, cuatro estadounidenses, entre ellos el embajador Christopher Stevens, murieron en un ataque contra los dos complejos diplomáticos estadounidenses en Bengasi.
Los legisladores republicanos criticaron fuertemente la gestión de este hecho realizada por el Gobierno de Barack Obama. El senador John McCain comentó que el Ejecutivo había mostrado una «incompetencia colosal» o bien había incurrido en una «empresa de disimulo».
Ayer, el electo republicano Pete King, que asistió a la audiencia, dijo que el general Petraeus había explicado que desde un primer momento había quedado claro que en el atentado estaban implicados «grupos terroristas». «Dijo que había informes de Inteligencia (diferentes), pero que él siempre pensó en la existencia de una importante implicación terrorista», informó King tras la comparecencia. «No recuerdo que haya dicho eso el 14 de setiembre», sostuvo en referencia a las declaraciones de Petraeus de ese día ante parlamentarios.
El congresista indicó, además, que Petraeus aseguró que el borrador con las pautas de comunicación que entregó la CIA para que los funcionarios del Gobierno hablaran ante los medios de comunicación incluía la referencia a un ataque «terrorista».
«Las pautas de comunicación originales preparadas por la CIA eran diferentes de las que se utilizaron al final», señaló King, que explicó que fueron cambiadas después de que fueran revisadas por varias agencias, así como el Departamento de Estado y de Justicia.
Según recogió Efe citando a «The Washington Post», el borrador incluía una referencia explícita a los grupos Ansar al-Shariah y Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), que fue sustituida por la palabra «extremistas».
Cinco días
El intercambio entre Petraeus y los congresistas se centró en el momento en el que los funcionarios estadounidenses descubrieron la participación de milicianos islamistas y que no se trataba de una manifestación «espontánea» más de repudio a un filme islamófobo que circulaba por internet.
Esta última tesis, que luego la Administración Obama reconoció como equivocada, había sido defendida por la embajadora ante la ONU, Susan Rice, cinco días después. El miércoles, el presidente, Barack Obama, defendió que Rice solo dio la información que había recibido.
Legisladores republicanos acusaron a Obama de haber querido disimular el «carácter terrorista» del ataque de Bengasi y restar importancia a lo sucedido para no afectar al balance de su lucha contra Al Qaeda, al encontrarse en plena campaña para las elecciones del 6 de noviembre.
Petraeus llegó la sede del Congreso por una puerta lateral para evadir a la multitud de periodistas que lo esperaban.
El general retirado dirigía la CIA en la época del ataque y viajó a Libia para investigarlo. Tanto demócratas como republicanos habían exigido que prestara declaración ante el Congreso para evaluar la actitud del Gobierno.
Según King, durante la audiencia no se habló de nada relacionado con los motivos de la renuncia de Petraeus.
La Casa Blanca y los líderes demócrata y republicano en el Congreso dijeron ayer querer evitar a EEUU un funesto «precipicio fiscal» en enero tras iniciar con tono optimista y conciliador las negociaciones para buscar un acuerdo fiscal que evite recortes del gasto público y aumento de impuestos.
«Debemos asegurarnos de cooperar, de encontrar un terreno en común, para lograr compromisos difíciles y conseguir un cierto consenso», declaró Obama al inaugurar las negociaciones.
La falta de un acuerdo en el Congreso para reducir el déficit público amenazan con activar una serie de ajustes automáticos del gasto federal, sumados aumentos de los impuestos, escenario conocido como «precipicio fiscal», que amenaza con golpear duro la economía de EEUU a partir de enero.
«Sabemos que tenemos una tarea urgente -afirmó Obama-, y debemos asegurar que los impuestos no subirán para la clase media y que nuestra economía seguirá siendo sólida y creando empleos».
Al término de la reunión, los republicanos se dijeron dispuestos a evaluar formas de aumentar el ingreso del Gobierno. «El enfoque que presenté es compatible con lo que quiere el presidente, un abordaje justo y equilibrado», afirmó John Boehner, presidente de la Cámara de Representantes. «Para mostrar nuestra seriedad, aceptamos poner sobre la mesa (el tema de) ingresos (fiscales), si son acompañados de reducciones importantes del gasto», añadió.
«Tenemos una base sobre la cual podemos trabajar», dijo Harry Reid, líder demócrata en el Senado. «Todos tendremos que renunciar a algunas cosas» en la negociación, añadió.
El miércoles, Obama dijo estar dispuesto a trabajar con la oposición republicana, pero rechazó negociar el punto final a las exoneraciones fiscales de los más ricos, herencia de la Administración Bush. GARA
Jill Kelley, la mujer cuya denuncia por ciberacoso llevó al FBI a destapar el affaire de Petraeus, visitó en los últimos meses la Casa Blanca tres veces y asistió a comidas «de cortesía» invitada, en dos ocasiones por un miembro del personal, informó el diario «Politico».