Euroliga
Lo peor no es caer ante Olympiacos, sino la total impotencia
Los gasteiztarras lo intentaron todo, pero fueron muy inferiores a su rival en todas las facetas hasta el punto que Zurbano acabó pitando a su equipo. La derrota de Armani Milano, el mal menor del día.
CAJA LABORAL 72
OLYMPIACOS 89
Arnaitz GORRITI
Pues menos mal que Armani Milano caía en Estambul. Que los italianos y Cedevita Zagreb estén a una victoria de distancia y que ambos deban pasar por Zurbano es la única, repetimos, la única tabla de salvación a la que se agarra un Caja Laboral Baskonia a la deriva. A la deriva, al menos en la Euroliga, después de que Olympiacos se merendara al conjunto gasteiztarra. Lo peor, por desgracia, no fue la derrota ante el vigente campeón, sino la sensación de impotencia que destilaba el equipo. «Olympiacos fue mejor que nosotros. Queríamos más con el corazón que con la cabeza», reconocía el propio Dusko Ivanovic. Mientras hay vida hay esperanza, pero la vida del Baskonia en esta Euroliga se apaga de a poco.
El duelo comenzaba con la baja de Nemanja Bjelica, que al final no se vestía de corto. Esa baja suponía una fuerte pérdida sobre todo en el rebote, y también en la defensa de los rápidos ala-pívots de Olympiacos. Francamente, con Spanoulis empleando la batuta, los Hines, Printezis o Powell se pusieron las botas así bajo el aro como a media distancia. Los de Ivanovic arrancaban con un parcial de 5-0, parcial que duró medio suspiro. A partir de ahí, todo se fue yendo al garete.
Durante la primera mitad, sobre todo el segundo cuarto, la sensación hacía recordar al choque ante el Zalgiris Kaunas -que no tenía mejor ocurrencia que perder su primer partido ante el Cedevita Zagreb, 108-106 en dos prórrogas-, en el que el ritmo era exclusivamente visitante.
Los helenos conseguían un juego más fluido, sufrían menos para anotar y para lanzar, dominando además en el rebote y las asistencias. Los gasteiztarras, que llegaban a ir con diez puntos de desventaja, vivían a tirones, a base de robos o arranques de anotación de gente como Heurtel -es muy bueno, pero no hace jugar al equipo-.
«Todavía no estamos fuera»
Una bandeja de San Emeterio y un mate de Oleson insuflaban algo de aire. «Pero algunos de los jugadores no creían en la victoria», reconocía Ivanovic. Jugadores como Lampe, Causeur, Cabezas, Rochestie, o el propio San Emeterio eran caricaturas andantes, mientras que Olympiacos, sin perder la calma, abría la renta hasta llegar a la veintena. Con un parcial de 11-22, el partido estaba decidido al final del tercer cuarto: 51-69, y pitos en el Buesa Arena.
«Todavía no estamos fuera», dejaba Ivanovic como corolario. Pero al pabellón de Zurbano ya le interesaba más la batalla «Indar Baskonia versus resto del mundo» entre los pitos de la grada y los ánimos -se quedaron un buen rato en su grada tras el choque- de Indar. Una discusión fruto de la impotencia porque el Top 16 se escapa.