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El «Dodtour», alpinismo reflexivo sobre las fronteras

El alpinista francés Lionel Daudet acaba de finalizar su proyecto de recorrer la frontera terrestre y marítima del estado francés. Han sido 15 meses, más de 5.000 kilómetros y 1.000 ascensiones a montañas sin la utilización de vehículos motorizados.

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Andoni ARABAOLAZA

Proyectos alpinísticos hay de todas las medidas y colores, pero el que acaba de finalizar Lionel Daudet tiene un aspecto bastante especial: medio filosófico, medio físico. El alpinista francés siempre nos ha acostumbrado a actividades de gran nivel en diferentes escenarios alpinos del mundo. No vamos a enumerar las aportaciones que ha realizado este alpinista de gran talla; solo adelantaros que ha ganado en dos ocasiones el Piolet d´Or, el máximo galardón alpinístico internacional. Pero en esta ocasión su proyecto «Dodtour» ha mostrado otra cara.

Sí, ha dejado de lado el mundo de las letras y los números, de los horarios ultrarápidos, y se ha metido de lleno en otro con un carácter mucho más reflexivo. Ha recorrido a pie, en bici de montaña, en piragua... todo el entorno «real» del Estado francés; es decir, su frontera terrestre y marítima. En total, más de 5.000 kilómetros. Un alpinismo que ha abordado desde un punto de vista analítico el carácter y el significado de las fronteras. Un proyecto definido por el propio autor como creativo y que ha buscado borrar esas mismas fronteras.

Recorrer la totalidad de la frontera francesa atravesando ríos, navegando en el mar y cruzando montañas. Empezó el 11 de agosto del año pasado ascendiendo el Mont Blanc por su vertiente italiana y finalizaba su proyecto el pasado jueves en la misma montaña pero ascendiendo por su vertiente francesa.

«No lo he hecho por mí, lo he hecho para hablar de las fronteras y de las personas. La frontera no es una línea de demarcación, es una raya de unión», señala Daudet. Este alpinista que se define como poeta y libertario afirma que vive el «arte de escalar las montañas». Sus más allegados añaden que es de esos alpinistas que va más allá de las cumbres, y, quizás por ese motivo, decidió abrir el alpinismo contemporáneo a nuevos horizontes.

Una larga aventura de un año y tres meses, pero acompañado de amigos, muchos de ellos alpinistas de talla: «La idea de autonomía era absurda. El proyecto se ha basado en la idea de convivir con un colectivo; era una cadena solidaria que es parte del espíritu de la montaña y la aventura. Son los valores humanos los que salen de lo abstracto para entrar en lo concreto, siempre a través de un proyecto de estas características».

Alpinismo, escalada y senderismo sobre crestas, kayak en ríos, bicicleta de montaña como principal medio de tranporte a lo largo de la costa atlántica y todo ello intercalado con la navegación en velero para llegar a las islas bajo administración francesa. Ese es el guión principal de la gran aventura de Daudet: «Hay dos definiciones sobre las fronteras: las barreras y las rayas de unión. Yo prefiero la segunda defición que es mucho más aérea y espaciosa y que conecta los países. Esta es la razón por la que empecé en la parte italiana del Mont Blanc y he terminado subiendo por la francesa».

Así pues, las palabras del alpinista francés llevan a la conclusión de que su proyecto no era una búsqueda del rendimiento, sino la de vivir una aventura: «Por ejemplo, llegué a los Pirineos como un filisteo; no conocía sus montañas, lo importante fue la compañía que tuve en toda la travesía de la cordillera. Fue como un ejercicio de funambulista en dichas crestas, en esa línea divisoria. Una especie de filosofía en la que no se permite cometer errores. Es un poco como la vida: vas sobre la cresta y estás vivo, pero das un paso erróneo y estás muerto».

Lleno de contrastes

Su proyecto le llevó hasta Hendaia antes de recorrer en tres meses los Pirineos. Se le vio en piragua en el Bidasoa y se adentró y atravesó parte de la cueva de San Martín, un clásico de la espeleología mundial. Mientras subía cimas del Pirineo, Daudet decía a sus acompañantes que el verdadero reto es controlar la mente y gestionarla adecuadamente: «La montaña siempre me ha dado claridad, mis proyectos en su base son gratis; los hago porque me hacen feliz. Y, por lo tanto, no tengo necesidad de dar explicaciones. En la montaña cada uno es libre de seguir la líneas descubiertas y de trazar sus paredes virtuales. No soy partidario de valores abstractos, sino de fundamentales. En este proyecto siempre he puesto en práctica las ideas de libertad, igualdad y humanidad que mucha gente lo olvida por negligencia. Las cronos de hoy en día no me interesan. ¿No es lo mismo esprintar en una pared o la carrera que hace un corredor de 100 metros? Mi objetivo es respetar la naturaleza que me rodea, incluyendo a las personas que la habitan».

Más de 5.000 kilómetros de fronteras dan para visionar y vivir paisajes de todo tipo. Por ello, Daudet no quiere olvidar los auténticos choques que ha vivido durante la aventura: «No puedes pasar de las panchas de Deauville a las playas de Débarquement, de Schengen a Sangutte, de la zona portuaria de Dunkerque a la central de Flamanville, de la escoria del cemento del norte a Mónaco... sin tener emociones contradictorias».

Sí, el alpinista ha experimentado fuertes contrastes y debates: «He descendido el Rhin en piragua, he estado en la costa Azur atestado de bañistas, he viajado en velero por Córcega, he pasado 12 horas en las profundidades de la cueva de San Martín, he subido cientos de cimas, he paseado por bosques y zonas costeras, he pasado por propiedades privadas, arenales, bases militares...».

Y concluye admitiendo que se ha encontrado con una Francia más policial que lo que se quiere admitir: «Dependiendo de la región, los regímenes son muy diferentes. En el Jura la libertad es total, mientras que en Bretaña los usuarios de las bicis de montaña son señalados con el dedo».

proyecto

El alpinista francés Lionel Daudet acaba de finalizar el proyecto «Dodtour» que le ha llevado a recorrer la totalidad de la frontera francesa.

15 meses

En total, Daudet ha recorrido más de 5.000 kilómetros y ha ascendido cientos de montañas. En toda la aventura no ha utilizado vehículos motorizados.

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