El mundo asiste a una ofensiva anunciada por el Gobierno de un país al que le reconoce su derecho a defenderse pero mira hacia otro lado ante su incumplimiento de la legalidad internacional. Los bombardeos por mar y aire destruían el sábado la sede del Gobierno de Gaza y ayer tenían como objetivo, entre otros, las oficinas de varios medios de comunicación. Los muertos palestinos, en su mayoría civiles y entre ellos varios niños, se contaban por decenas y aumentaban a lo largo del día. Mientras Egipto intentaba lograr un alto el fuego, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, aseguraba que está dispuesto a ampliar la operación de castigo al territorio palestino.

La comunidad internacional, tras hacer nuevamente gala de su tradicional hipocresía afirmando que Israel tiene derecho a defenderse, sigue incapaz de presionar seriamente para evitar que la destrucción continúe en Gaza, con el consiguiente peligro de extensión del conflicto a toda la convulsa región. Ayer el ministro de exteriores británico, William Hague, advertía de la dificultad que supondría para la comunidad internacional apoyar una invasión terrestre de Israel, y también el presidente de EEUU, Barack Obama, si bien dejaba claro su apoyo incondicional a Israel, le pedía contención, en una posición que parece querer ser intermedia entre ese apoyo y las relaciones con Egipto y Turquía. No obstante, en Israel se acercan las elecciones y Netanyahu parece decidido a demostrar a costa de la sangre palestina que es el mejor defensor de su país. Además, el Gobierno israelí ni siquiera disimula las amenazas a la Autoridad Palestina a causa de la próxima comparecencia de su presidente, Mahmud Abbas, en la ONU para someter a la Asamblea la proclamación del estado palestino.

Un complejo escenario en el ha habido importantes cambios de actores, como es el caso de Egipto, cuyo presidente aseguraba ayer que no abandonará Gaza a su suerte. Lo que no ha cambiado, sin embargo, es la impunidad de Israel. Un complejo y peligroso escenario de consecuencias imprevisibles y de momento dramáticas para la población de la Franja de Gaza.