«Queremos demostrar que se puede cantar la tristeza del blues en euskera»
Armonicista de Zuhaitz Zatitxuak Blues Band
Durante las décadas de los ochenta y noventa desaparecieron la mayoría de proyectos de blues que había en Euskal Herria, el rock y el pop arrasaron con todo. Sin embargo, entrado el nuevo siglo y con los acordes más calmados, además, de la proliferación de festivales de blues por todo el país, regresa el blues y nacen bandas como Zuhaitz Zatitxuak Blues Band, con un excelente debut homónimo.
Pablo CABEZA | BILBO
Cuatro jóvenes de Soraluze dan soplo a Zuhaitz Zatitxuak Blues Band, formación que debutó recientemente con un disco de blues, blues-rock e incluso algún toque campero. La singularidad del grupo proviene del uso de la armónica como instrumento predominante y no sujeto al arreglo casual. Gaizka Azkarate es el encargado de la armónica, 21 años. Actualmente toca también en el proyecto Behi Bi Blues, ingenioso juego de palabras. Joanes Iñaurrieta toca la guitarra, es el más rockero de la formación. Ya grabó con una banda llamada Emon. Juan Fernández toca la batería. Es quien pone un poco de orden cuando las cosas se descontrolan. Actualmente también toca la batería en The Crazy Wheels. Y cierra banda Iosu Arriola, bajo y voz. Media de edad, 21 años. También toca en The Crazy Wheels. Revephone, Mantra y Sex-perience fueron diferentes proyectos por los que pasaron la mayoría de componentes de ZZBB.
Detrás de un nombre como este tiene que haber una buena historia...
Sí, la tiene. En Soraluze hay un garito llamado Mendata que tiene un dueño que es un figura, Gregorito. La cuestión es que desde que empecé con mis amigos a formar grupos de rock, punk rock... nos dijo que el nombre de la banda tenía que ser Zuhaitz Zatitxuak, que es la traducción que se inventó para decir en euskera «¡Qué pasa tronco!». Para los grupos que tenía por aquel entonces no nos molaba, pero con este asunto del blues nos convenció.
¿Y entre un entorno rockero y bandas previas en tal sentido, cómo llega el blues?
Por el entorno musical que he tenido durante toda mi vida he oído mucho blues [la casa familiar de los gestores de la discográfica Gaztelupeko Hotsak]. Esto creó en mí una gran afición por este estilo. Después de ver un montón de festivales y conciertos de blues y ritmo me di cuenta de que me lo pasaba realmente bien, dejándome absorber por todo lo que crean las letras tristes y esas canciones con feeling... En el año 2011 estaba en un garito de blues llamado La Coquette, en Madrid, viendo una banda. Ahí decidí que quería tocar la armónica. Al día siguiente me compré una armónica Bluesharp pro C de la marca Honner. Ese verano, en fiestas de mi pueblo, tocaban mis colegas con su banda en el gaztetxe. Yo ese día había salido con mi armónica en el bolsillo y les dije que iba a subir a tocar algo. En ese momento nadie sabía lo que iba a pasar. En la mitad del bolo subí e improvisamos un tema uniendo unos cuantos fraseos y muchas ganas. Ese fue el momento donde dije: «¡Vamos a hacer blues peña!». Vimos que podía ser algo real y tiramos hacia delante. Otra de las cosas que teníamos muy claro era que no nos íbamos a limitar al blues clásico o al slow blues. Nos gusta mucho, por ejemplo, la onda del funk o el mismo Chuck Berry.
Comprada la armónica debió llegar la hora de escuchar armonicistas, explorar un nuevo camino, ¿no?
Sí, empecé a oír armonicistas como Little Walter, Junior Wells, Nico Wayne Thousant, Marcos Coll, Tonky de la Peña, Ñaco Goñi o Los Reyes del K.O, que es una banda que es clave para mí. He tenido la suerte de conocer en persona a algunos de los que era mis referentes armonicistas y eso aumentó la cercanía e integración en el blues.
En el disco se versiona «La granja», de ZZ Top, entra dentro de la lógica, pero llama la atención «Denbora luzea errepidean», por su tono vaquero.
En diciembre de 2011, organizamos un concierto en el gaztetxe de Soraluze dentro de la Quincena Cultural. Queríamos hacer algo especial y para eso decidimos invitar a tocar con nosotros a algunos músicos de pueblo. La semana anterior al bolo ensayamos con un saxofonista y un guitarra. Estuvimos un rato ensayando y viendo en qué temas podían meterse ese tipo de cosas. Al guitarrista le molaba mucho la onda Johnny Cash y empezó a darle a un tema con el rollo country y yo empecé a improvisar con él. Para cuando nos dimos cuenta toda la banda más el guitarra estábamos tocando un tema que sonaba muy fresco. Creo que haremos más temas en esta onda.
También se aportan aires funk.
El funk nos transmite muy buenas vibraciones y cachondeo. De hecho, ya tenemos nuevos temas propios que los llevamos tocando en directo desde hace unos meses, siempre intentando impregnar al tema con nuestro propio estilo o sonido. «Doinuen lurraldean ez» es un tema con mucho punch. El batería marca y lleva la canción por donde él quiere. La tocamos con mucha intensidad y la verdad es que la solemos tocar casi siempre al final del show, porque logra que acabemos el bolo con mucha fuerza y fiesta. Tiene, además, una bonita letra en euskera. El blues y el ritmo y blues no están de moda, pero queremos demostrar que se puede cantar blues en euskera, que se puede estar triste y cantar y expresar esa tristeza en euskera.
El blues es longevo por naturaleza, pero a veces se llega hasta edades en las que se gira fuera de tiempo y forma.
La verdad es que flipo cuando veo a bluesman con sus 75 años o más que viene a cantar o tocar. Hay alguno que otro, que como bien dices, tiene las cualidades un poco desgastadas, pero al fin y al cabo el blues lo llevan en la sangre, así que todo lo que hacen es puro y verdadero. Pero también es cierto que algunos se pasan. En los últimos dos años he tenido la suerte de ver a dos grandes como son BB King y Jonnhy Winter y es cierto que se les veía ya de bajón
«La verdad es que flipo cuando veo a bluesman con sus 75 años o más que viene a cantar o tocar»
«Por el entorno musical que he tenido [Gaztelupeko Hotsak], durante toda mi vida he oído mucho blues»