El pintor Alex Katz expone desde ayer en el Museo Guggenheim su serie «Sonrisas», once retratos de mujeres sonrientes, una muestra de su arte «agradable», porque su objetivo es «hacer que la gente se sienta bien durante un par de minutos».

Muchos le han considerado un precursor del pop, pero usted no se vincula a este movimiento.

Yo he influido sobre el arte pop, pero el arte pop es mucho más gráfico que la obra que hago. Mis cuadros están relacionados con la pintura tradicional europea, y el arte pop no.

La serie «Sonrisas» es una visión optimista de la vida. ¿Las pintaría hoy?

Sí. Yo sí lo haría, pero creo que lo que implica la pregunta es que estamos viviendo un momento muy diferente. Ahora es un tiempo mucho más deprimido. En mi arte siempre me ha gustado hacer algo agradable con las personas: pinto temas que son agradables, chicas guapas, flores. Es un arte que tiene que ver con la belleza y con hacer que la gente se sienta bien durante un par de minutos. El realismo deprimente no tiene ningún interés para mí.

¿Qué le parece la actualidad del arte contemporáneo, con grandes videoinstalaciones o tiburones en formol?

El mundo del arte ha crecido muchísimo. Cuando empecé, el arte era como una ocupación fugitiva y ahora tiene muchos seguidores, un gran público. Creo que el público al que le gustan las obras serias es mucho mas grande, pero ahora el arte se relaciona mucho con el entretenimiento. Muchos de los vídeos de arte se pueden comparar con películas de Hollywood. A la gente le gusta y los museos lo que hacen es atender al gusto del público.

¿Qué pinta ahora con 85 años?

Muchas flores, quiero hacer caras, recortes con caras. Más escultura que collage. Estoy empezando con esa obra; no sé si funcionará, pero hay que arriesgarse.

Flores y mujeres. ¿No pinta hombres?

También puedo hacer cosas gráficas muy bonitas con hombres, pero son difíciles de vender (se ríe). El público me pide que siga pintando mujeres, lo exige.