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RUGIDOS ROJIBLANCOS

Una fuente permanente de problemas

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Beñat ZARRABEITIA Socio y periodista

Alrededor del club parece imposible que las semanas transcurran sin sobresaltos. Desde el primer día, los leones viven una inestabilidad constante que está lastrando sus posibilidades competitivas. Buena parte del foco mediático se lo lleva Fernando Llorente, otrora jugador referencia y ahora fuente permanente de inconveniencias. El delantero decidió legítimamente no renovar tras dilatar una negociación en la que esperaba conseguir unas condiciones económicas fantásticas para él y su entorno. El Athletic realizó un esfuerzo monetario enorme en tiempos de crisis, aún a riesgo de abrir una gran diferencia entre fichas que podía desembocar en una futura espiral de mejoras y renovaciones para sus compañeros. El acuerdo no se cerró en medio de un fuego cruzado de filtraciones y la versión oficial del entorno del jugador apuntó a un repentino deseo de jugar en competiciones a las que presuntamente no puede acceder con sus actuales compañeros.

Desplantes, actitud poco edificante sobre el terreno de juego, giras por las radios españolas o negativa a comparecer ante los medios de Bizkaia. Llorente tiene mucho cartel del Ebro para abajo. Es normal, porque es un gran jugador, pero tampoco conviene obviar que ha sido elevado a categoría de icono por aquellos que han vapuleado recientemente a Susaeta. Y no precisamente por motivos deportivos en ambos casos.

Llorente saldrá del Athletic por la puerta de atrás, habiendo dejado la alargada y amarga sombra de la decepción y corre el riesgo de no remontar el vuelo en su nuevo destino. De momento, ha dejado de contar para Del Bosque. El vértigo a liderar el proyecto deportivo del Athletic, la absoluta referencialidad de objetivos y elementos externos a la sociedad vizcaína y un pésimo asesoramiento comunicativo y negociador por parte de su entorno han generado esta desagradable situación. Triste para todos, incluido el jugador.

Finalmente, no quisiera dejar pasar la oportunidad para denunciar que el Athletic tenga que jugar mañana en Israel. Y no se trata de una cuestión meramente de seguridad, que también, si no de respeto a los derechos humanos.

Desde Ibaigane alguien debería plantearse que acudir a jugar a un Estado que está masacrando a civiles y niños no entra dentro de la lógica. Pese a que exista riesgo de sanción, hay cosas que deberían estar muy por encima de esos miedos. Y lo digo como socio y periodista, prefiero que mi equipo pase un año fuera de Europa por defender una causa justa y los derechos humanos a dar carta de normalidad y legitimidad a un Estado que está sitiando Gaza. Los gestos pesan y quedan para la historia. Sin Rosa Parks, Obama jamás hubiera sido presidente de EEUU.

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