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Sentimiento fútbol

Encendidos derbis en Genoa y Belgrado, tributo del Al Alhy a sus muertos.

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Joseba VIVANCO

Roberto Di Matteo agotó su crédito este martes en Turín, después de que su Chelsea saliera vapuleado 3-0 ante la Juventus. El dueño del equipo blue, Roman Abramovich, ni siquiera ha esperado al partido del fin de semana ante el Manchester City, un equipo, los sky blues, que lidera la tabla en una Premier donde en la última jornada golearon por 5-0 a los `villanos' del Aston Villa siendo fieles a su máxima de esta temporada: han conseguido 22 de 25 puntos a partir del minuto 60. Además, siguen con su espectacular racha de 36 encuentros sin saber lo que es perder en el Etihad Stadium, aunque lejos todavía de los estratosféricos 86 que logró Jose Mourinho con su Chelsea.

Hicieron doblete para el City los argentinos Agüero y Tévez. El Apache, muy bromista, celebró uno de sus goles simulando manejar un auto, el Porsche que la Policía le llevó durante la semana por no tener la licencia al día. Peor lo lleva Ryan Babel, ex del Liverpool y ahora en el Ajax, al que le robaron también su Audi hace unos días y a través de su cuenta de Twitter ofreció 10.000 euros al que lo recuperara. Y si esa suma les parece exagerada, qué decir del fanático portugués que llegó a pagar 35.000 euros por los restos del Ferrari que Cristiano Ronaldo estrelló en 2009.

A Ibrahimovic también le gusta la velocidad, pero igualmente las buenas obras: donó las botas con las que marcó su golazo de chilena a Inglaterra -«cuando vi que ninguno de mis goles estaba nominado al premio Puskas 2012, decidí hacer uno así», dijo- a una fundación infantil de su compañero Jonas Olsson. Podría haber hecho otro tanto con su camiseta. El sueco intercambió su elástica con el inglés Danny Welbeck, al que algunas casas de subastas le ofrecen hasta 37.000 euros por ella.

Seguro que también se llevó buenos beneficios quien acertara los resultados de la última jornada en Inglaterra, después de que los `canarios' del Norwich ganaran 1-0 al Manchester United -en Carrow Road han perdido además de los devils, el Tottenham y el Arsenal-, con Van Persie sobre el campo, no así el portero David de Gea, ausente por una dichosa muela del juicio. No jugó Wayne Rooney, quien ha asegurado que quiere romper los récords de Sir Bobby Charlton con el Manchester United: el ariete de 27 años se encuentra a 64 goles de los 249 de Sir Bobby. Otra sorpresa relativa la dio el West Bromwich, el equipo revelación de la Premier, que alargó la sequía de cuatro partidos sin ganar del Chelsea al ganarle por 2-1.

Pero el partido referencial del fin de semana fue el derbi del norte de Londres, Arsenal-Tottenham. Llegaban los Spurs por delante de los Gunners y eso que hace ya 18 años que no terminan una temporada por encima de ellos. El choque tuvo un protagonista quizá esperado, que determinó el 5-2 final. Enmanuel Adebayor, ex de los `cañoneros', adelantó al Tottenham en el que era su gol número diez de este derbi londinense y cien en Premier. Pero el togolés, revolucionado, hizo una dura entrada al español Santi Cazorla y el conocido colegiado Howard Webb, que solo había mostrado una cartulina roja en sus últimos 32 partidos, le mandó a la caseta. Se da la circunstancia de que Adebayor ha sido expulsado cuatro veces en la Premier y tres de ellas por... Webb.

Al que no hay quien lo frene es al `faraón' Stephan El Shaarawy -de padre egipcio y con pasaporte también venezolano, donde vivió varios años-, que sigue solucionando la papeleta al Milan. Los Rossoneri empataron con dos goles suyos en su visita al siempre complicado San Paolo de Nápoles. Hinchas milanistas se pusieron mascarillas haciendo alusión al mal olor de los aficionados locales, por lo que el club de Berlusconi fue multado.

Los tres grandes clubes italianos, el Juventus, el Milan y el Inter, son del norte del país y sustentaron su poder económico a finales de los 50 y principios de los 60 gracias a la llegada masiva de inmigrantes sureños, de lugares como Nápoles. Quien más se benefició de ese movimiento demográfico fue el Milan, el club proletario de la ciudad pero aderezado con ciertas dosis de aristocracia, en contraposición al Inter, nacido de una escisión y preferido desde siempre por la clase media, al igual que la Juventus, aliada de la burguesía industrial. La rivalidad norte-sur desde entonces es tal que es habitual que en los estadios norteños reciban a los sureños al insulto de «¡terroni!».

Y en este juego de sentimientos y fútbol, La Vecchia Signora sigue líder en la Serie A en una jornada en la que los cinco primeros clasificados empataron. Donde no hubo tablas fue en el conocido como `derbi del faro' o Della Lanterna, la misma que guió a navegantes como Cristóbal Colón, entre los dos clubes genoveses, Sampdoria y Genoa.

Uno de los duelos hermanos más vistosos de toda Italia, no solo sobre el césped sino en un graderío del Luigi Ferraris -en honor a un excapitán del equipo fallecido en la I Guerra Mundial- donde nació el primer grupo de ultras de la historia, los Ultras Tito, bautizados así en honor de Ernesto `Tito' Cucchiaroni, delantero argentino que fue protagonista de los días de gloria de la Samp entre 1958 y 1963. «No es un partido, es el derbi. Al terreno sólo saltan dos equipos, pero ahí está la ciudad entera», resumía un antiguo técnico. Acudían los dos como colistas y mismos puntos y la victoria cayó del lado local, los blucerchiati ganaron 2-1 a los rossoblu. Los barrios periféricos de Genoa ganaron a los del centro de la ciudad.

Son los clásicos menos conocidos, de menos repercusión, pero donde la pasión no tiene límites. Como la vivida este fin de semana en Belgrado. Era el partido más esperado del calendario en la Super League serbia entre dos históricos, el Estrella Roja y el Partizan, 65 años de rivalidad enconada; la Zvezda (estrella), otrora representante del Partido Comunista Yugoslavo, frente a los Grobari (sepultureros) cercanos al Mariscal Tito y defensores de los ideales del ejército; y el conocido como `Pequeño Maracaná' como ardiente escenario. Al final, 3-2 local ante el campeón de los últimos años.

Ladrillo a ladrillo, sueño a sueño

Pasión por el fúbol como la que está despertando el conocido Berliner-Derby, el derbi de Berlín, que se jugará dentro de tres meses y ya hay vendidas 55.000 entradas. Duelo entre la Berlín occidental y la oriental. La esperada cita será en el Olympiastadion del Hertha, con capacidad para 80.000 personas y creado en su día a la mayor gloria del régimen nazi, donde recibirá a su rival, el Union Berlin, cuyo estadio, levantado en medio de un bosque, fue remodelado en 2008 ladrillo a ladrillo por unos 2.000 voluntarios hinchas del equipo que trabajaron unas 140.000 horas sin cobrar un céntimo.

No ladrillo a ladrillo, pero sí esperanza a esperanza, sueño a sueño, el histórico San Lorenzo de Almagro celebró con un triunfo la noticia de su próxima vuelta a Boedo, a sus orígenes. Martí Perarnau nos ha descubierto la deliciosa historia de este regreso de los Cuervos. Osvaldo Cacciatore, ligado al club y a la dictadura de Videla, argumentando la apertura de nuevas calles, en 1979 expulsó al club de su estadio, donde jugó su primer partido en 1916. Lo hizo, arrastrado por la corrupción, para luego vender esos terrenos a Carrefour. El Gasómetro, como era conocido, llegó a ser el estadio más grande de Argentina, con capacidad para 75.000 espectadores.

Vagó San Lorenzo hasta encontrar acomodo en el estadio Pedro Bidegain, pero sin renunciar a sus orígenes. En 2007, ese retorno tomó cuerpo. Ahora, la cámara legislativa de Buenos Aires ha aprobado por unanimidad la Ley de Restitución Histórica que declara de interés público el terreno del Viejo Gasómetro y el derecho del club a recuperarlo, previo pago a Carrefour de 94 millones de pesos (15 millones de euros). Los aficionados serán quienes aporten dicha cantidad, cuya mitad ha sido ya recaudada.

El fútbol, como la vida, te quita y te da. Como al nuevo campeón de la Champions League africana, el Al Ahly egipcio. El pasado febrero, con la Primavera árabe muy viva, se enfrentaban en Port Said el Al Masry, club adicto al régimen del recién derrocado Mubarak, y Al Ahly, el equipo cuya afición abanderó las manifestaciones en la Plaza Tahrir y en el resto de El Cairo. Al final del tenso choque, los aficionados locales masacraron a 74 seguidores del Al Ahly, sin que la policía moviera un dedo. Hoy, el fútbol hace justicia.

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