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crónica | jornada en memoria de ernest lluch

La izquierda abertzale asume «sin temor» el dolor causado a las víctimas

El escenario y la fecha elegida por la izquierda abertzale para reiterar que lamenta «el daño que de manera no deseada» haya podido causar a las víctimas de ETA fue especialmente relevante: Pernando Barrena explicó esa reflexión en una jornada en memoria de Ernest Lluch, en el aniversario de su muerte en atentado.

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Beñat ZALDUA

«Nadie debe sentir temor de hablar sobre lo ocurrido; esto nos hará más libres, asegurará la reconciliación y garantizará que nunca se repita lo acaecido». La izquierda abertzale habló ayer muy claro sobre «la asignatura pendiente de las víctimas». Lo hizo su portavoz Pernando Barrena en un escenario igualmente extraordinario: la jornada «Parlem d'Euskadi», celebrada en la Universitat de Barcelona en memoria de Ernest Lluch bajo el lema «Las otras víctimas y su papel en el nuevo escenario».

Ante de un auditorio repleto de víctimas, tanto de ETA como del Estado y de la guerra sucia -Rosa Lluch, Gorka Landaburu y Carmen Galdeano, entre otros-, Barrena constató la existencia de «una necesidad real y colectiva de abordar el tema de las víctimas como personas que viven su sufrimiento de una manera individual y única, sin caer en uniformizaciones ni falsas equiparaciones». Y advirtió de que «cuando ese sufrimiento deje de ser `nuestro' o `de los otros' para ser `el de todos', entonces, empezaremos a hacer posible la convivencia e, incluso, la reconciliación».

En este sentido, el portavoz de la izquierda abertzale, que estuvo acompañado de Txelui Moreno, comentó que «si bien debemos tratar de buscar toda la verdad, esta verdad completa será la suma de diversas e, incluso, de diferentes verdades», y para explicar la necesidad de hacerlo recurrió a una frase de Thomas Mann: «Con el tiempo, es mejor una verdad dolorosa que una mentira útil».

Este es el contexto en el que la izquierda abertzale hizo suyas las palabras de Arnaldo Otegi publicadas en «El tiempo de las luches» y asumió que «mediante sus declaraciones o actos [la izquierda abertzale] ha podido proyectar una imagen de insensibilidad frente al dolor causado por las acciones de ETA». «Ante ello, lamentamos el daño que de manera no deseada hayamos podido añadir por medio de nuestra posición política o que desde la labor de portavocía hayamos podido ocasionar», añadió Barrena, quien reconoció que «en la crudeza de la confrontación nos ha faltado hacia unas víctimas la sensibilidad mostrada con otras». «Lo reconocemos sin ambages, y deseamos que sea aceptado con la misma sinceridad con la que hoy lo decimos», sentenció.

«Como portavoz de la izquierda abertzale-Sortu, quisiera dejar constancia de nuestro profundo pesar tanto por las consecuencias trágicas derivadas de la actividad de ETA como por nuestra posición política con respecto a las mismas, en la medida en que esta haya podido suponer, aunque no de manera intencionada, un dolor añadido o un sentimiento de humillación para las víctimas. Simple y llanamente, lo sentimos, y lo sentimos mucho», añadió Barrena.

La izquierda abertzale quiso dejar claro que «nadie debe eludir su responsabilidad en el conflicto político vasco», por lo que «también el Estado español y el francés deberán reconocer el dolor causado a nuestro pueblo y a los miles de hombres y mujeres del país que han sufrido en sus propias carnes la represión».

«Un paso adelante»

Rosa Lluch, hija de Ernest Lluch, fue la encargada de cerrar el acto, agradeciendo las palabras de Pernando Barrena en nombre de la izquierda abertzale -defendió que «son un paso adelante»- y confesando que se había sentido «muy cerca» de todos los ponentes pese a la variedad del contenido de sus intervenciones. Y es que, antes de Barrena, tomaron la palabra desde el expresidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo de Catalunya, Robert Manrique hasta la abogada Carmen Galdeano -hija de Xabier Galdeano, muerto por los GAL-, pasando por el periodista Gorka Landaburu, la escritora Verónica Portell o el que fue obispo de Donostia Juan María Uriarte.

Rosa Lluch comentó que, para las víctimas, «la opción de no hablar debería ser tan legítima como la de hablar» y, al mismo tiempo, expresó su repulsa «a que unos cuantos quieran hablar en nombre de todas las víctimas». Defendió igualmente que a las víctimas «no se las puede obviar ni esconder, a las de ningún tipo», y dijo que, personalmente, cree que «no deberían participar en la toma de decisiones de un proceso de paz». «Porque estamos demasiado afectados», puntualizó.

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