Los discapacitados y demás enfermos dependientes tienen un gran aliado en el cine, que en los últimos años ha ayudado a sensibilizar a la opinión pública con películas de gran calado social como la reciente y exitosa «Intocable». Si bien «Hasta la vista» es igualmente una comedia, por su estilo casi documental e independiente está más cerca de «Nacional 7», realizada por Jean-Pierre Snapi once años antes.

A diferencia de los dos ejemplos citados, esta producción belga se sale del mercado francófono al contar con protagonistas que hablan flamenco. Una de las tantas dificultades con las que se topan los tres chicos discapacitados es que no encuentran una enfermera que domine su idioma, habiendo de entenderse con una que sólo se expresa en francés.

El trío y la ocasional cuidadora se aventuran en un viaje camino del sur, a bordo de una furgoneta adaptada. No les será nada fácil convencer a sus familiares para que les dejen ir por su cuenta, e incluso los sobreprotectores padres les llegarán a controlar y seguir durante parte del camino. Necesitan de intimidad, debido a que, aunque la excursión se trata oficialmente de una ruta del vino, el verdadero objetivo es llegar a un burdel de la costa andaluza que cuenta con instalaciones accesibles para sillas de ruedas.

Uno de los tres es un enfermo terminal, con lo que la necesidad vital de descubrir el sexo se convierte en apremiante, a la vez que su situación desborda la emotividad contenida del relato, desdramatizada mediante golpes de humor muy naturalistas.