Maite SOROA | msoroa@gara.net
Seleccionar personas como en el super
A algunas y algunos habitantes de esa cosa que llaman España parece que no les basta con tratar de impedir que quienes no queremos saber nada de su una grande y libre nos piremos, sino que también quieren evitar que aquellas y aquellos que sí quieren acompañarles puedan hacerlo. Así opina Benjamin López en «Elsemanaldigital», donde apunta que «Residir en España no es un derecho universal». Ya se imaginarán por dónde va el tal Benja.
Tras aludir a la intención del PP de cobrar el permiso de residencia al módico precio de 160.000 euros, y ante las críticas recibidas, el columnista se muestra en todo su esplendor: «Dejemos clara una cosa, residir en España no es un derecho universal de todo ser humano. Por eso, desde mi punto de vista, no sólo hay que reclamar, sino exigir, al Gobierno que discrimine, que seleccione al inmigrante. ¡Faltaría más! Es un principio lógico y elemental en la política inmigratoria de cualquier país. Lo que no es lógico es lo de `papeles para todos' que impulsó durante unos años, oh casualidad, el Gobierno de Zapatero, tan progre y tan buenista él, que nos llevó al precipicio». Hablan de seleccionar inmigrantes como si fueran la fruta del super. No tienen vergüenza. Pero Benja repite: «lo normal y lo exigible, insisto, es que se aplique un filtro a los extranjeros que quieran residir en nuestro país», de modo que «España debe dar permiso de residencia a dos tipos de inmigrantes. Por un lado, a los que vengan a cubrir la falta de mano de obra en un sector determinado, como ha ocurrido años atrás, sin ir más lejos, con la construcción. Por otro, a los que vengan a invertir en nuestro país, bien sea dinero o conocimientos. En este segundo grupo se engloban los extranjeros que vienen a comprar una vivienda a España, los empresarios que se establecen aquí y, también, los profesionales cualificados que llegan a enriquecer el país con sus conocimientos». Es decir, mano de obra barata y sin derechos, y ricachones que especulen y les compren los pisos que no han podido vender. Y para que no se diga, incluye como «excepción» a «los inmigrantes a los que España acoge por motivos humanitarios». Son incalificables. Menos mal que queda poco para mandarlos a paseo.