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La Justicia francesa pone a Sarkozy bajo el estatus de «testigo asistido»

La Justicia francesa colocó ayer a Nicolas Sarkozy bajo el estatus de «testigo asistido» en el «caso Bettencourt», en el que se le investigaba por presunto «abuso de debilidad» sobre la anciana heredera de L'Oréal, Liliane Bettencourt y financiación ilegal de su campaña electoral de 2007.

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GARA | BURDEOS

El interrogatorio al expresidente francés Nicolas Sarkozy en el por tres jueces instructores de Burdeos para saber si se aprovechó de la debilidad sicológica de la anciana heredera del imperio cosmético L'Oreal, la entonces octogenaria Liliane Bettencourt, para financiar su campaña de 2007. se prolongó durante más de doce horas. Al término de la audiencia Sarkozy podía ser imputado o colocado bajo el estatus de «testigo asistido», más benévolo y que refleja, según los medios, que los jueces no han encontrado suficientes pruebas en su contra aunque deja abierta la puerta a una acusación posterior.

Con esta comparecencia se intentaba determinar si su campaña electoral de 2007, en la que conquistó la Presidencia, se benefició de cantidades ilícitas de dinero procedentes de la multimillonaria, considerada la tercera mayor fortuna del Estado francés y que un año antes había empezado a dar síntomas de problemas mentales.

Los jueces sospechan que Sarkozy pudo aprovecharse de los problemas de la octogenaria multimillonaria para sacarle dinero y. ante ellos, Sarkozy tuvo que dar explicaciones sobre ese presunto «abuso de debilidad» sobre Bettencourt y sobre las citas mantenidas en momentos claves del caso con algunos de sus protago- nistas, como De Maistre o el fiscal de Nanterre Philippe Courroye, al frente del asunto hasta que este se transfirió a Burdeos en 2010.

La sospecha parte del testimonio de la antigua contable de Bettencourt, Claire Thibout, quien en 2010 declaró a la Policía que en enero de 2007 el administrador de la familia, Patrice de Maistre, le pidió 150.000 euros en efectivo para entregárselos al entonces tesorero de la campaña, Eric Woerth.

La mano derecha de Sarkozy en El Elíseo, el exministro de Interior Claude Guéant, salió ayer en defensa de su antiguo jefe, excluyendo no solo esa hipótesis por los controles «extremadamente rigurosos» por los que pasan las donaciones, sino también cuestionando la propia necesidad del interrogatorio.

El caso se abrió en 2007 por una denuncia de la hija de Bettencourt, Françoise Meyers, que llevó al descubrimiento de retiradas de varios millones de euros en efectivo entre ese año y 2009, que se cree que pudieron servir en beneficio de las aspiraciones políticas de Sarkozy.

El protagonista de la sesión de ayer llegó en torno a las 09:15 al Palacio de Justicia de Burdeos en un coche con los cristales tintados para evitar ser captado por las cámaras, aunque fuentes de su círculo más cercano filtraron a la prensa de manera anónima que afrontaba «furioso» pero confiado.

Se trata del segundo presidente galo que comparece ante la Justicia tras abandonar El Elíseo, tras Jacques Chirac, que en diciembre fue condenado a dos años de cárcel exentos de cumplimiento por un caso de corrupción y financiación ilícita de partidos.

Su comparecencia llegó en horas bajas para su partido, la derechista Unión por un Movimiento Popular (UMP), que atraviesa una guerra fratricida entre los dos postulantes a su presidencia, François Fillon y Jean-François Copé, proclamado ganador en un proceso lleno de irregularidades.

«furioso»

Fuentes del círculo más cercano de Nicolas Sarkozy indicaron a los medios de comunicación que el expresidente compareció ayer ante el juez «furioso», pero confiado.

El folletín Copé-Fillon mantiene en vilo a los franceses

Suspense, golpes de efecto, ultimátum...: el folletín de la elección del nuevo líder de la derecha francesa mantiene en vilo cuatro días después de las elecciones primarias al país entero, que se reparte entre la consternación y el deleite. El partido alcanzó un caos notable antes y después del anuncio de Alain Juppé de que intentaría mediar entre las divergencias de ambos candidatos a presidir la UMP.

Cuarenta y ocho horas después de que Jean-François Copé y François Fillon reivindicaran su victoria en los comicios internos de la UMP, huérfana desde la retirada de Nicolas Sarkozy de la vida política, y de que sus equipos se lanzaran acusaciones utilizando a través de los medios, mientras, el ultraderechista Frente Nacional se frotaba las manos, la comisión encargada de validar los resultados (Cocoe) proclamó la victoria de Copé por unos escasos 98 votos.

Fillon reconoció la derrota, pero habló de la «división moral y política» en el seno del partido. Copé ofreció a Fillon una vicepresidencia que este rechazó, al tiempo que, tres días después y ante el estupor de la derecha y la alegría de la izquierda, pidió corregir los resultados al no haber sido contabilizados los votos de tres federaciones de las colonias.

Ayer, la Cocoe reconoció que tres circunscripciones de ultramar no fueron «tomadas en cuenta» y que su suma «acabaría probablemente en una inversión de los resultados».

Juppé, ofreció su mediación en forma de ultimátum que vencía a primera hora de la noche de ayer, un oficio aceptado por ambas partes antes del fin del plazo previsto, puesto que el ex primer ministro galo confirmó que obtuvo acuerdo. GARA

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