Con el PSC fuera de juego -por decisión propia y por el escándalo de corrupción destapado ayer-, ERC se perfila como única opción real de CiU para poder gobernar. Las reuniones entre ambos partidos comenzaron ayer a puerta cerrada, mientras públicamente, cada uno empezaba a poner sus condiciones.

El líder de Esquerra, Oriol Junqueras, aseguró que garantizará la estabilidad del Govern, pero señaló que eso no pasa necesariamente por entrar en el Ejecutivo. «No descartamos la imagen del president y del jefe de la oposición poniéndose de acuerdo en grandes cuestiones de país», aseguró en una entrevista televisiva. Pese al espectacular resultado de ERC, que consiguió por primera vez situarse como segunda fuerza, la papeleta que les espera a los republicanos no es sencilla, ya que son conscientes del desgaste que supondría entrar en el Govern y gestionar una crisis en la que se prevén más recortes durante la próxima legislatura. ERC se defiende señalando que tampoco sería lógico entrar en el Govern y dejar la vacante de jefe de oposición a un PSC que Junqueras identifica sin medias tintas con el unionismo.

Así las cosas, Junqueras aseguró que no huirá de la responsabilidad que le exige CiU, pero que a cambio de su apoyo para gobernar tendrán que realizar «gestos adecuados en políticas sociales». «Insistimos en la necesidad de un cambio de política presupuestaria», señaló el líder de Esquerra, para quien dicho cambio pasaría por una fiscalidad más justa. «Se necesitan medidas como la de eliminar el euro por receta o rebajar el IRPF del tramo catalán, y que la presión se aplique a otros ámbitos como los sectores con más recursos y los beneficiados por la crisis», concluyó.

Desde CiU, una de cal y otra de arena. En una entrevista radiofónica realizada por la mañana, el portavoz en funciones del Govern, Francesc Homs, aseguró de CiU que está dispuesta a «hablar de todo» y lanzó un guiño más que obvio a Esquerra, al apuntar que podrían recuperar el impuesto de sucesiones, suprimido durante la última legislatura.

Homs también aseguró que la consulta sobre el estado propio seguiría siendo una de las principales prioridades del próximo Govern, un proyecto en el que cuentan, según dijo, con la colaboración de ERC. Homs ratificó dicho compromiso después de que varios periódicos insinuasen en las ediciones de ayer que varios sectores como el encabezado por el líder de Unió, Josep Antoni Duran i Lleida, preferirían un pacto con los socialistas, algo que dejaría aparcado el proceso soberanista. De hecho, ayer Duran i Lleida empezó ya a poner pegas, al señalar que «la consulta puede hacerse dentro de uno, dos, tres, cuatro años, pero pasado mañana hay que tomar decisiones en el Gobierno». «Lo que necesitamos sobre todo es el día a día. A partir del día a día vendrán las otras cosas», añadió.

Pese a rectificar, por enésima vez, las declaraciones de Duran i Lleida y asegurar que del resultado del domingo sale un «mandato claro e inequívoco» a favor de una consulta de autodeterminación, en la rueda de prensa ofrecida a mediodía Homs se centró en la delicada situación económica y exigió a ERC que asuma «el riesgo» de desgastarse por la gestión, es decir, que entre en el Govern. Para ello no ofreció ningún caramelo, más bien al contrario, ya que indicó a los republicanos que deben implicarse «a fondo» en la gobernabilidad, para constituir un ejecutivo «fuerte» que pueda hacer frente con garantías a la delicada situación económica.

La razón es sencilla: CiU quiere dejar de desgastarse en solitario por unos recortes que, según dijo Homs, el año que viene tendrán una magnitud «equivalente» a los realizados en los últimos dos años.

Recurriendo a una épica que CiU debería abandonar después del fracaso que supuso mostrar a Mas como un mesías, Homs remarcó que para gobernar ahora se necesita la misma capacidad de resistencia que tuvieron los barceloneses durante el sitio borbónico de 1713 y 1714. «Es una gesta de resistencia titánica y hay que ser muy valiente y tener mucho coraje», añadió Homs para deleite de los periodistas presentes.