La conferencia celebrada en Dubai amplía las dudas sobre el futuro de Internet
Koldo LANDALUZE | DONOSTIA
El resultado de la Conferencia Mundial de Telecomunicaciones Internacionales celebrado durante dos semanas en Dubai, ha dejado entrever las notables diferencias que existían entre varias de las potencias participantes.
Unos 140 gobiernos discutieron los documentos que derivaron en una nueva propuesta que pretendía la firma y complicidad de los Estados Miembro de la Unión Internacional de Telecomunicaciones. Tal y como cabía prever, este documento no ha dejado plenamente satisfecha a ninguna de las partes que han llevado a cabo la negociación.
Tal y como han señalado muchos expertos, el reglamento que surgió de las negociaciones en Dubai dista mucho de ser perfecto: el proceso de negociación ha sido poco transparente y participativo; hay elementos del tratado que tratan sobre seguridad y spam con las que muchos colectivos y organizaciones no están de acuerdo y estos han mostrado una preocupación significativa con varios aspectos del tratado final.
Internet, como red, creció muy distinta a las redes de telefonía (no está basada en el concepto de calidad de servicio). Los acuerdos que se crearon entre operadores de redes de Internet están basados en el intercambio libre y no en el esquema de compensaciones económicas que aplican los operadores de telefonía.
Hay un apartado dentro del documento que dibuja un escenario preocupante. El control por parte de los gobiernos de recursos críticos de Internet, desde el sistema de enrutamiento de datos que usa Internet (los servidores raíz y los registros de direcciones IP, entre otros), los contenidos y los modelos vigentes de desarrollo de nuevos estándares y protocolos. Todo ello esboza un tratado ansiado por muchas potencias cuyo sentido último es el control de Internet y, de paso, hacer un seguimiento a lo que opinan y sienten sus ciudadanos.