Esta vez no hubo prórroga milagrosa y sí una merecida derrota. Los hombres de negro, especialmente por parte de unos titulares indolentes, pagaron cara su racanería. El propio Fotis Katsikaris advertía del peligro checo en la previa, pero los suyos no parecieron darse por aludidos.

Y aun así Bilbao Basket pudo ganar. Con sendos parciales, primero de 8-0 y después de 19-8, llegó a ponerse 80-79 a escasos segundos del final, cuando los «hombres fuertes» de los locales decidieron, al fin, ponerse las pilas. Pero Radoslav Rancik, 30 puntos, uno de los destacados del Nymburk junto con Naymick, clavó un triple mortal de necesidad. Con 80-82 entraron las prisas y Raül López, muy bien hasta que una técnica lo terminó de ofuscar, hizo un mal ataque, rematándolo con su quinta falta. Al final, los lanzamientos libres terminaron de darles a los centroeuropeos una victoria ganada a pulso.

El Nymburk salió a por el partido con toda la intensidad que le faltó a Bilbao Basket, gracias a los triples que, por aquí y por allá, iban anotando Welsch y sus compinches. Por parte bilbaina, Rakovic y un mejorado Pilepic -muy incisivo en las penetraciones y con buena visión- ofrecían la primera ración de réplica, mientras que Raül López ponía la parte de magia con algunas entradas centelleantes.

En realidad, tampoco hubo mucho más porque los bilbainos no se esmeraron sobremanera en que hubiera. No es cuestión de insistir en su indolencia, sino que tendrán que volver a habituarse a jugar cada tres días, y que el público, que pese al día de perros que hacía ayer en Bilbo, volvió a ser leal, precisa de un poco más para imbuirse del espíritu de una segunda fase de la Eurocup.

Con todas las carencias, con el 36-36 del descanso Bilbao Basket calcaba los números estadísticos de la escuadra checa, al que se le veía más cercano a su límite deportivo. Sobre todo en defensa, los pupilos de Katsikaris parecían más reservones, conscientes de irse cuando les apeteciera. Esa falta de tensión hizo que los hombres de negro apenas tuvieran ventajas durante la primera mitad, dejando hacer al Nymburk.

Nervios y técnicas

No hubo reacción local tras el descanso. Todo lo contrario. Cargando más y mejor el rebote de ataque, el Nymburk fue tomando más ventaja y creyendo en sus opciones, mientras que en el bando vizcaino los titulares no hacían acto de presencia al partido. Katsikaris, que optó por tocar mucho más su banquillo, probó con presiones y hasta una zona 2-3, zona que contestaría Palyza con un triple. Al final del tercer cuarto, Bilbao Basket caía por un preocupante 53-63.

Raül López y Pilepic se pusieron a la tarea de remontar, pero cuando iban 61-63, el croata, el catalán y el banquillo local se ganaron sendas técnicas que reabrieron la ventaja checa ante un Miribilla acalorado. Hamilton, Vasileiadis y Mumbrú se disfrazaron entonces de séptimo de caballería, consumando la remontada en el 80-79.

Pero Rancik dijo que nada de morir en la orilla. Y ganó.