Las calles de Bilbo acogerán hoy una manifestación en defensa de los derechos de los presos y presas vascas que se prevé masiva y que pondrá colofón a la dinámica iniciada hace varias semanas al objeto de preparar una jornada que para mucha gente se repite cada año en el mismo escenario. Hace tiempo que las movilizaciones en favor de los represaliados son de las más multitudinarias que se celebran en Euskal Herria. Sin embargo, para muchas otras personas que acudirán esta tarde a la capital vizcaina su presencia no tiene ese componente habitual, casi de tradición, y esa es una de las razones que hacen especial esta cita.

Porque, al igual que ocurriera el año pasado, la jornada de hoy tiene trazas de ser histórica; los datos aportados por Herrira auguran una movilización popular que no desmerecerá a aquella. Y eso es posible porque las demandas que sostienen la convocatoria no solo son compartidas mayoritariamente por la sociedad vasca, sino que además son consideradas perentorias de forma cada vez más generalizada. La crueldad de la política penitenciaria que se aplica en las cárceles españolas y francesas y el inmovilismo de ambos estados, que choca con la ilusión colectiva que prendió en este país en otoño de 2011, han empujado a muchísimos ciudadanos a dar un paso que hasta ahora se habían guardado. De hecho, la actitud de Madrid y París es tan impresentable y la situación en las prisiones tan injusta que la convocatoria ha cosechado un inusitado número de adhesiones más allá de nuestras fronteras.

La manifestación de principios de año en Bilbo se está convirtiendo en un referente de la batalla global por los derechos humanos, y su eco llega cada vez más lejos, como demuestra la presencia confirmada de diversos medios internacionales. Sin duda, la movilización de esta tarde es más que la cita anual por los presos. Son muchos los ojos que miran a este pueblo y eso lo saben también quienes, ayer mismo, admitieron que habrían preferido que algún juez la prohibiera.