GARA > Idatzia > Iritzia> Jo puntua

Floren Aoiz | www.elomendia.com

La energía de un pueblo en movimiento

En el modelo de antagonismo en el que nos movemos, nos guste o no, los avances no van a venir de negociaciones secretas ni de milagrosos cambios de opinión, sino de la capacidad de articular una presión insostenible para los estados

Bilbo acogerá de nuevo este sábado una marea humana en defensa de los derechos de las personas presas por razones políticas. Esa gigantesca movilización contrastará una vez más con el inmovilismo de los gobiernos español y francés. Se harán diferentes lecturas de la manifestación y sus consecuencias, de quién ha estado y quien no ha querido estar, pero este choque de trenes será, a partir de hoy, más obvio.

Ciertamente, no cabe esperar que quienes no han movido un dedo hasta ahora lo hagan porque decenas de miles de ciudadanas y cuidadanos colapsen Bilbo. Pero eso no quiere decir que no «pillen» el mensaje ni que su intransigencia carezca de coste político. De hecho, es enorme, si bien, fieles a las pautas de comportamiento que han provocado la debacle económica, política y social del Estado, la dirigencia española prefiere atrasar una y otra vez el momento de enfrentarse valientemente a los problemas.

Frente a esta criminal ineptitud, la sociedad vasca está haciendo grandes esfuerzos en los que se implican la mayor parte de los agentes políticos, sindicales y sociales, aunque, como es obvio, hay quien prefiere quedar al margen de este auzolan por un nuevo escenario. Tan vieja como la historia del auzolan es la del caradura que se escaquea del trabajo pero pretende, claro está, beneficiarse de las mejoras que la labor comunitaria acarrea. Los auzolanes no se hicieron para los jauntxos. Mejor dicho, los jauntxos no están hechos para auzolanes. Hay quien lleva décadas viviendo de las rentas: que asuman riesgos otras y otros. Fue así frente al franquismo, lo fue cuando nos impusieron el posfranquismo y lo sigue siendo ahora.

Pero más allá de las excepciones, nuestro pueblo está en marcha. Choca, a la vista está, con un muro de hormigón armado, armado hasta los dientes, para más exactitud. Y pertrechado de desfachatez, ya que quien insiste en mantener la represión, las prohibiciones y las imposiciones se permite el lujo de demandar más pasos a quienes han hecho posible un nuevo horizonte de paz.

A estas alturas ya sabemos que el futuro no nos caerá del cielo a modo de maná portentoso. Diremos que siempre lo habíamos sabido, sí, pero ahora ya lo hemos aprendido más allá de toda duda razonable.

La solidaridad con las personas encarceladas ha roto barreras de todo tipo. Se ha conformado un punto de vista mayoritariamente compartido, una subjetividad que se extiende y fortalece. Esto no ha bastado para traer a las personas presas de vuelta a casa, pero en el modelo de antagonismo en el que nos movemos, nos guste o no, los avances no van a venir de negociaciones secretas ni de milagrosos cambios de opinión, sino de la capacidad de articular una presión insostenible para los estados español y francés.

Y en eso estamos y en eso debemos, a mi juicio, estar. La presión social es eficaz, siempre lo ha sido. En la medida en que seamos un pueblo en movimiento seremos cada vez más pueblo y llegaremos más lejos. Y las y los traeremos a casa, que es donde deben estar, de donde nunca debían haberlas y haberlos llevado.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo