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Fede de los Ríos

Jóvenes «low cost»

«No tengo problema en reconocer que soy el hombre de Díaz Ferrán» declaro Jesusmari antes de ser elegido para dirigir a las pequeñas y medianas empresas

Debilidades de Jesús María Terciado Valls son las mercancías y los jóvenes. Por ello, la realidad social actual con más de un 50% de paro juvenil, al emprendedor a la par que efebófilo laboral, le produce espasmos que alteran la tranquilidad de su alma empresarial. Y es que el bueno de Jesús Terciado es presidente de la patronal Cepyme, (Confederación española de la pequeña y mediana empresa.

«No tengo problema en reconocer que soy el hombre de Díaz Ferrán» declaró Jesusmari momentos antes de ser elegido para dirigir a las pequeñas y medianas empresas. Gerardo Díaz Ferrán ¿se acuerdan de él pacientes lectores?, el anterior presidente de la CEOE, aquél de «hay que trabajar más y ganar menos»; actualmente acusado por fraude, alzamiento de bienes y evasión de capitales.

La visión de la mitad larga de los jóvenes sin producir de las que obtener beneficio ha aguijoneado la extraordinaria imaginación de los emprendedores que componen las patronales españolas. La idea, crear el contrato para jóvenes a fin de combatir el paro. Un contrato, al margen del engorro de los diferentes convenios, que comporte un salario de 645 euros mensuales por jornada laboral de 40 horas semanales, haciendo a los jóvenes más iguales. Al tiempo que se los rescata de la ociosidad que, como denuncian los prelados de la iglesia, expertos en el tema, es madre de todos los vicios y ocasión continua de pecado.

No se descarta la posibilidad de ampliar el estatuto de joven hasta bien pasadas las cuarenta primaveras, así, al tiempo que elevamos la imprescindible autoestima de la población cuarentona tan proclive a caer en la crisis de la edad, combatimos el paro en otro segmento de la sociedad castigada por el paro. Y si me apuran, pudiera ser extensible a todos los asalariados: un mismo contrato de 645 euros. Acabando con tantas diferencias e implantando el principio de a igual trabajo, igual salario.

Algunos rígidos de espíritu que gustan de alarmismos hablan de una vuelta al esclavismo. Desconocen de lo que hablan. El poseedor de esclavos debía procurar a cada uno de los que carecía de libertad y trabajaban para él, comida y techo, curación de sus enfermedades, enseñanza del oficio que debía desarrollar y apareamiento para conseguir nuevos crías de esclavo, cuando envejecía necesitaba de cuidados y cuando moría hacerse cargo de su cuerpo. Coloquen el coste de lo anteriormente enunciado en uno de los platillos de la balanza, depositen los 646,30 euros en el otro y díganme hacia dónde se inclina el fiel. Un obrero, actualmente sale más a cuenta y, además, a diferencia del esclavo carente de un contrato, creyéndose libre, fantasea con ser el responsable de la situación en la que se encuentra, lo que ocasiona una menor conflictividad social.

Al contrato para jóvenes lo llaman «low cost». A la reducción del nivel de vida de los trabajadores bajo el capitalismo, lo que antes denominábamos como «depauperación absoluta del proletariado» ahora, los amos y los imbéciles, lo denominan «bajo coste».

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