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ENSAYO

Un pensamiento irreductible

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Iñaki URDANIBIA

Dos artículos, tres entrevistas y unas notas de diario componen este libro que bien sirve para acercarse al pensador irredento e irreductible Günther Stern ( 1902-1992), más conocido como Günther Anders. El pensador alemán marchó, contra viento y marea, enfrentándose a los oscuros tiempos que le tocaron padecer y, pese a las enormes dificultades para buscarse la subsistencia, no dobló la cerviz de ninguna de la maneras. El término coherencia podría definir la figura de quien hubo de escapar de la Europa amenazada por la bestia parda: firmeza en la defensa, sin concesiones, de unos principios que le hicieron ser marginado de la sociedad bienpensante, más en concreto de los centros del saber académico y otros, a pesar de contar con conocidos y amigos de renombre, también huidos  como Hannah Arendt (de quien fue primer esposo), Adorno, Horkheimer o Herbert Marcuse e igualmente aislado por algunos epígonos de Bertold Brecht.

A través de los textos escogidos y traducidos por Elena Martínez Rubio, se nos acerca al pensamiento y a la vida de Anders; una vida de compromiso y lucha contra la carrera nuclear, como una de las caras más siniestra y amenazante de nuestra modernidad. Sus teorías, sus compromisos y sus relaciones nos son desveladas con nítida claridad. Hannah Arendt, Bertold Brecht, Theodor W. Adorno, Walter Benjamín, Samuel Beckett… son algunos de los nombres que asoman a lo largo de las conversaciones y asistimos a la visión que Anders mantenía tras dos acontecimientos que supusieron una verdadera ruptura en la vida de los humanos: Auschwitz –al hijo de Eichmann le escribió una célebre carta–, que daba al traste con las sólidas concepciones acerca de la humanidad de los humanos, e Hiroshima –con el piloto del bombardeo mantuvo un singular intercambio epistolar–, que venía a suponer la constatación de cómo los seres humanos se tambaleaban entre Prometeo y Frankenstein, ya que sus inventos técnicos se  escapaban a su control. Esta situación de desbordamiento y de permanente obsolescencia hace que muchas veces los humanos estén en una situación desasosegada.

Su implicación contra el dominio de la tecnocracia le hizo manifestarse infatigable y participar desde su fundación en el tribunal Russell. Le mantenía en primera fila junto al filósofo británico nombrado, a Sartre y Beauvoir, a Lelio Basso, a Gisèle Halimi, a Danilo Dolci, a Stokey Carmichael et alii, convirtiéndose en el verdadero «filósofo de la era atómica», como dijese Jean-Pierre Dupuy. De tal compromiso y de su pensamiento nos habla Anders, de su quehacer teórico unido a la acción diaria y alejado de las abstracciones propias del mundo de los filósofos que, recurriendo a una jerga abstrusa, convierten su disciplina en un coto cerrado para especialistas. No sería justo olvidar la constante llamada a la responsabilidad que Anders vocea, poniendo especial hincapié en quienes por ignorancia o por interés ponen en constante peligro la vida de la humanidad. Para ellos, reclama justicia sin paliativos.

Del carácter irreductible, inasimilable, de su pensamiento dan cuenta los certeros textos presentados, y en subrayar tal carácter se empeña el prologuista de la obra, quien embiste contra tirios y troyanos, utilizando  ciertas coletillas simplificadoras  (de mots-valisses hablaba Roland Barthes). Solo diré que la intención es buena, mas siendo el torbellino  fuerte… pero esto lo dejo para otro tiempo y lugar.

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