«Más allá de la palabra están la voz y la música: parece que fueran más lejos aún»
Músico
Paco Ibañez (Valencia, 1934) -con más de una docena de discos grabados en su haber-, actúa hoy en el teatro Arriaga. Presentará su último trabajo, «Paco Ibañez canta a los poetas latinoamericanos» (A flor de tiempo, 2012) donde pone música a poemas de Pablo Neruda, César Vallejo, Nicolás Guillén, Alfonsina Storni y Rubén Darío.
Alvaro HILARIO | BILBO
Paco Ibañez vuelve a Euskal Herria. Hoy, domingo, a partir de las 19.00 h., estará en el teatro Arriaga de Bilbo. Tres meses después, el 13 de abril, cantará para el público donostiarra. Viene de presentar su último trabajo, «Paco Ibañez canta a los poetas latinoamericanos» (A flor de tiempo, 2012), en Uruguay, Argentina y el Estado francés.
¿Cómo le ha ido la gira en Argentina y Uruguay?
Me ha ido muy bien. La gente acudió a los conciertos con mucha vida, energía, ilusión y entusiasmo. Aún queda mucho entusiasmo en este mundo.
En el Río de la Plata aún se cantan sus canciones en los fogones, en las guitarreadas. ¿Qué se siente cuando, después de tantos años, se siguen cantando los poemas que usted ha musicado?
Te alegra, porque ese es el verdadero destino de una canción; convertirse en canciones que te habitan, que se te meten dentro y allí donde vas tú, van contigo. El otro día estaba escuchando una canción sobre una de las grandes batallas que hubo en la Primera Guerra Mundial, la «Chanson de Craonne» y, de verdad, es diferente que te cuenten una historia o que te la canten. Cuando te la cantan te llega al corazón y la comprendes. Más allá de la palabra hay algo, la voz, la música que parece como si fueran más lejos aún.
Viene con un nuevo disco, con textos de poetas latinoamericanos. ¿Qué criterios utiliza para elegir los poemas, los poetas?
Mi criterio para elegirlos es que cantan, que son poetas que hacen unas letras que tienes ganas de convertirlas en canción para ofrecerlas a la gente que le gusta la canción, que le gusta justamente oír las cosas más que leerlas. Como te decía antes, llega más lejos, penetra más al ser oída y, al ponerle música, también parece como si fuera una rueda que va dando vueltas y no se para nunca.
¿No ha pensado nunca en elegir poemas de, por ejemplo, Paco Urondo y Juan Gelman?
No, y eso que los conozco. Conocí a Paco Urondo, pobre... también Gelman me gusta, pero sale o no sale; no sé explicar el porqué. Hace poco, estaba leyendo un poema de Antonio Teixeiro, un poeta galego, y busqué la música porque notaba que era una canción: la convertí en canción y la interpreto.
Trae una banda con dos músicos vascos: Joxean Goikoetxea al acordeón y Gorka Benítez al saxo. ¿De dónde viene la relación con ellos?
Los dos son unos grandes musicazos. La relación con Goikoetxea viene de hace mucho, de Arbelaitz, de cantar en Donostia... Desde entonces somos anaiak, somos hermanos. De Gorka Benítez me habló un periodista catalán, Jurado, que me lo recomendó: necesitaba un saxo para una canción, «El aire de los chopos», de Goytisolo. Fui a la casa, nos vimos y dije, «sí que es verdad».
¿Se trabaja bien con una banda de grandes músicos?
Cada uno está en su puesto, en su sitio. Es como si fuera una partitura; el conocer la canción, los arreglos que uno ha hecho y, a partir de ahí, la cosa va saliendo; no sabes cómo, pero sale.
Ha estado más de una vez en el teatro Arriaga.
Al Arriaga voy a gusto. La verdad es que... ¿quién no va a gusto al Arriaga? Es un teatro precioso, en el que te sientes bien. Hay comunicación, hay acercamiento con el público.