El primer francés muerto en Mali muestra los límites de la intervención
La intervención francesa en Mali para hacer frente a los grupos islamistas que avanzan hacia el sur comienza a mostrar sus límites, con la primera víctima mortal en una de las operaciones aéreas. Además de haber adelantado una operación en solitario ha desplazado tropas terrestres y se enfrenta a la amenaza de los grupos yihadistas a los ciudadanos franceses y a la suerte de los ocho rehenes en sus manos.
GARA | BAMAKO
La primera víctima mortal entre los soldados franceses desplegados en Mali, Damien Boiteux, teniente del cuarto regimiento de helicópteros de las fuerzas especiales de Pau, falleció alcanzado por un disparo cuando se encontraba a bordo de su helicóptero en la ofensiva aérea «contra una columna terrorista» que se dirigía hacia Mopti y Sevaré, en el sur de Mali, según el ministro francés de Defensa, Jean-Yves Le Drian.
Le Drian informó de que, por segunda jornada consecutiva, los ataques aéreos bloquearon el avance de los pick-up armados de los islamistas que intentan avanzar hacia el sur.
Los bombardeos de la aviación francesa y los combates que enfrentan a fuerzas gubernamentales, apoyadas por tropas francesas, contra milicias islamistas causaron más de un centenar de muertos, según fuentes del Ejército de Mali y testigos presenciales. El Gobierno maliense anunció haber recuperado la estratégica ciudad de Konna.
Además de la operación aérea, París dio orden de desplegar las primeras unidades francesas en la capital, Bamako, donde prevé contar con varios centenares de soldados con el fin de contribuir a la protección de la capital y garantizar la seguridad de los franceses que viven en ella.
Le Drian insistió en que la intervención francesa en el país africano durará «el tiempo necesario». El presidente francés, François Hollande, afirmó que «hemos parado a nuestros adversarios» insistiendo en que la intervención francesa «no tiene otro objetivo que la lucha contra el terrorismo». Pese al apoyo de la mayoría de sus socios occidentales y africanos, París se expone a graves riesgos. En su última intervención militar en África, la operación en Libia, el Estado francés contaba con la colaboración de tropas de otros países y no tuvo una sola víctima en siete meses de operaciones aéreas.
Además, en Mali la presencia es también terrestre, pese que la Administración francesa había repetido su negativa a esta posibilidad durante los últimos meses. No solo en Bamako, también se han enviado soldados franceses a Sévaré, el límite con el territorio de Azawad, controlado por los rebeldes islamistas.
Alcance de la intervención
Así las cosas, se plantea si el objetivo francés se limitará a detener el avance islamista o continuará para recuperar el terreno. París descarta por el momento una intervención directa para combatir a los islamistas que dominan el territorio tuareg de Azawad, según informó el jefe del Estado Mayor de la Defensa, el almirante Edouard Guillaud.
El almirante indicó que la presencia gala es un mero refuerzo del Ejército de Mali y de la Comunidad Económica de Estados de Africa Occidental (Cedeao).
Pese a que París ha acelerado la intervención sin esperar a la decisión de la ONU, apeló al artículo 51 de la Carta de Naciones Unidas que menciona «el derecho de legítima defensa, individual o colectiva, en caso de que un miembro de Naciones Unidas sea objeto de una agresión armada».
A estos riesgos se añaden que ocho ciudadanos franceses siguen secuestrados en manos de grupos yihadistas como Aqmi (Al Qaeda), aliados de Ansar Dine. Además, Hollande, dio instrucciones al primer ministro, Jean-Marc Ayrault, para incrementar las medidas de prevención contra atentados dentro del territorio francés, tras la amenaza de ataques que emitió la milicia islamista de Ansar Dine. «Habrá consecuencias, no solo para los rehenes franceses sino para todos los ciudadanos franceses, en cualquier parte del mundo árabe en la que se encuentren», advirtió.
Nigeria, Níger, Burkina Faso y Senegal son los cuatro países que hasta el momento han confirmado que enviarán contingentes. Serán los primeros de los 3.500 soldados previstos por la Cedeao, que insiste en que el objetivo es recuperar el territorio perdido por el Gobierno maliense. Con todo, la intervención sigue necesitando el apoyo occidental.
La intervención francesa ha recibido el apoyo de sus socios, pero no material. Washington prevé aportar apoyo logístico de reavituallamiento en vuelo y drones de vigilancia. En cambio, Rusia señaló que cualquier operación debe desarrollarse bajo la égida de la ONU y la Unión Africana. Argelia, reticente a ver a París intervenir en su «patio trasero», manifestó ayer su «apoyo inequívoco» al Gobierno de Mali, pero sin mencionar la intervención francesa.
La operación emprendida en la noche del viernes por el Estado francés para liberar al agente de la DGSE (servicios especiales de inteligencia) Denis Allex, secuestrado en Somalia desde julio de 2009, fracasó con la muerte de dos soldados franceses y 17 milicianos islamistas de Al Shabab . Además, la suerte del rehén quedó inmersa en la confusión, después de que Al Shabab afirmara que resultó herido y «será juzgado en los próximos días» y el presidente francés, François Hollande, afirmara que «sin duda» sus secuestradores lo habían matado. Según Al Shabab, el combate, en el que el Ejército francés utilizó cinco helicópteros, se inició sobre las 2.00 y se prolongó durante 45 minutos. El Ministerio de Defensa justificó su actuación «ante la intransigencia de los terroristas, que durante tres años y medio han rechazado toda negociación, y retenían a Allex en condiciones inhumanas», aunque reconoció haber subestimado la capacidad de los secuestradores. Hollande apuntó que la intervención «confirma la determinación de Francia de no ceder al chantaje de los terroristas», mientras Al Shabab la calificó de «torpe intento de rescate». GARA