Osasuna sumó un punto que a priori se consideraria como bueno, pero tras lo visto, se quedó en la grada una sensación agridulce por no haberle metido mano a un Real Madrid muy apático. Los problemas de los rojillos al llegar a los metros decisivos, una lacra de esta primera vuelta, volvieron a resultar patentes y determinaron que el marcador no se moviese, un resultado insólito en partidos entre navarros y merengues.

A El Sadar arribó uno de los Real Madrid más asequibles -sin Cristiano, Ramos, Pepe y un renqueante Xabi Alonso- si se puede utilizar el término ante el actual campeón liguero. La enorme diferencia de puntos con respecto al Barcelona se dejó, además, notar sobre el césped. Los merengues no dieron la sensación de salir al verde con una excesiva tensión, a diferencia de un Osasuna muy necesitado, pero con escasa calidad para hacer daño a los blancos. Por no haber, no hubo ni expectación, a la vista de la raquítica asistencia al estadio iruindarra.

De hecho, la falta de tino por ambas escuadras fue la tónica dominante en la primera mitad. Seguramente no habrá un precedente en la pugna entre madrileños y rojillos en el que se dieran tan pocos lances de peligro ni lucha cuerpo a cuerpo, como solía ser lo habitual. Soso, previsible y sin punch, el envite transcurrió plano, plano.

Lo único que alteró ese encefalograma tan aburrido fue alguna que otra acometida local, sobre todo en las botas de Cejudo y los envíos largos a los puntas madridistas, con dos salidas en falso de Andrés Fernández que hicieron tragar saliva al respetable. Por el lado de los locales, Damià fue el primero en intentarlo (m.11), aunque, como sucede últimamente, con el punto de mira desviado.

Llegado el minuto 25, el partido sufrió otra pequeña cresta. Di María recibió un balón en profundidad al que trató de llegar Andrés, pero el argentino sorteó al guardameta hasta en dos ocasiones -la portería osasunista se había quedado desguarnecida-, aunque el centro del internacional sudamericano se quedó sin rematador, al llegar antes a la pelota Arribas. La réplica la dio Cejudo con un cuero suelto que se encontró dentro del área, pero su disparo salió excesivamente cruzado. El cordobés aún tuvo otra al filo del descanso con un remate un tanto escorado arriba. El Real Madrid, ya en descuento, volvió a tenerla a puerta vacía para Coentrao, pero falló.

Sin noticias del Madrid

Y la segunda mitad transcurrió por los mismos derroteros. Los merengues sin brillo y los anfitriones tratando de sacar tajada de sus escasas dosis de fútbol. Al menos, los de Mendilibar miraron más en la reanudación hacia la puerta de Casillas. Kike Sola ya lo intentó nada más ini- ciarse este segundo periodo, Oier (m.50) se encontró con un balón perdido, pero tiró fuera y Lolo no concretó un testarazo a la salida de un corner.

De los merengues, ni noticias. Los de Mourinho no hicieron ni una sola ocasión clara tras el descanso, algo inaudito, pese a que la Liga ya le quede a años luz. Osasuna, más con el corazón que con la cabeza, fue creciendo en el choque, a medida que avanzaron los minutos, un dominio que se vio acrecentado con la absurda expulsión de Kaká, que duró poco más de un cuarto de hora en el campo.

Pero esa fase no dio réditos para los locales porque, una vez más, se falló en los metros finales, bien a la hora de afrontar el último escollo de Casillas, bien cuando se tuvo que acertar en un control o último pase, apartado en el que los rojillos volvieron a estar francamente nulos.

El carrusel tarjetero, los arreones de la escuadra navarra más llevados por la pasión que por la calidad y el intentar no descuidar la línea de atrás ante una posible contra merengue determinaron la última fase del encuentro, en la que el público trató de llevar en volandas a los suyos.