«Los partidos árabes no nos representan bien», asegura Sameh Taha, estudiante de 23 años, que asegura haber votado por uno de los partidos árabes en el pasado. «No creo en las elecciones. Incluso si tienen 18 escaños en la Knesset (Parlamento), ¿qué pueden hacer para cambiar para las decisiones de Israel?», se pregunta.

La campaña de los partidos árabes es muy discreta, incluso en las localidades árabes. Los partidos israelíes descartan cualquier coalición con las formaciones árabes, a las que reprochan su carácter antisionista.

Según una encuesta realizada por la Universidad de Haifa, la tasa de participación árabe en las elecciones del mañana puede caer por primera vez por debajo del 50%. La tasa prevista para el conjunto del electorado ronda el 60%, mientras que en el caso de los árabes cae al 44%.

«La gente ya sabe quién va a formar Gobierno y quien formará parte de él, por lo que no prestan atención a estas elecciones», dice Fudul Mazzawi, director de la Fundación Mazzawi de Nazaret, en referencia a la lista conjunta Likud Beitenu que encabeza Benjamin Netanyahu.

Frenar a la derecha

Pero frente a ese desinterés, diputados y militantes de los tres partidos árabes han lanzado una consigna que afirma que «no votar es dar tu voto a Netanyahu y Lieberman». Ellos tratan de movilizar a la población árabe descendiente de los 160.000 palestinos que permanecieron en sus tierras tras la creación de Israel en 1948, con visitas a domicilio y reuniones en las localidades árabes, una campaña que parece estar dando sus frutos en Nazaret.

«Yo no iba a votar porque soy crítico con todos los partidos árabes, pero cuando me di cuenta de que eso ayudaría a la derecha, me decidí a hacerlo», dijo Zaki Fakhury, de 19 años.

«No es la primera elección donde la participación de los árabes es baja, han perdido la confianza en sí mismos y en la democracia israelí», admite Hanin Zuabi, del partido Balad, la primera árabe en la Knesset.

«Queremos decir a nuestros electores que cada minoría lucha por tener una voz: su representación en el Parlamento es la voz de su pueblo y contra de las autoridades», asegura Zuabi, pesadilla de la extrema derecha.

La Corte Suprema rechazó su recusación por la Comisión Electoral, por negarse a «reconocer a Israel como Estado del pueblo judío» y participar en 2010 en la Flotilla de la Libertad.

También el presidente israelí, Simon Peres, el de la Comisión Electoral, Elyakim Rubinstein, y el diario «Haaretz» llaman a los árabes a acudir a las urnas.