GRAN BRETAÑA EN LA UE
Cameron promete un referéndum sobre la permanencia en la Unión
Presionado por los euroescépticos, el primer ministro Cameron, se comprometió a organizar en la próxima legislatura un referéndum sobre la salida de la UE. Todo ello tras una negociación en la que exigirá la devolución de más competencias comunitarias. Un órdago arriesgado.
Dabid LAZKANOITURBURU
El primer ministro británico, David Cameron, dio una de cal y una de arena en su esperado discurso en Londres -previsto el viernes en Amsterdam pero postergado por la crisis de los rehenes en Argelia-, generando reacciones mitigadas en la UE, animadas por su credo proeuropeo pero inquietas por su pretensión de recuperar competencias y promover, aún más, una «Europa a la carta».
«Yo no quiero abandonar la UE, quiero reformarla», se soliviantaba horas más tarde el líder conservador ante la Cámara de los Comunes tras las críticas tanto de la oposición laborista como de sus aliados liberaldemócratas del viceprimer ministro, Nick Clegg. Por contra, el discurso regaló los oídos del sector más euroescéptico de su partido, liderado por su ministro de Exteriores, William Hague, así como del UK Independent Party (UKIP), que desde su apuesta por abandonar la UE sigue al alza en los sondeos electorales.
Cameron parafraseó a su ilustre predecesor Winston Churchill al asegurar que, tras haber «ganado la paz«, la UE debe «asegurar la prosperidad», pero recordó, e incluso superó de largo, a Margaret Thatcher, al criticar a una UE que genera «desencanto». En esta línea, advirtió de las dificultades de la zona euro (a la que Gran Bretaña no pertenece), de la «tentación de la supranacionalidad» y de «la creciente fosa entre la UE y sus ciudadanos», un hecho, por otro lado, incontestable.
El inquilino del número 10 de Downing Street anunció un referéndum sobre la UE en caso de que su partido vuelva a ganar las elecciones, en 2015, y tras un nuevo intento de negociar otro acuerdo sobre la relación bilateral entre Londres y Bruselas. Cameron concretó que la consulta, que sería antes de cumplir el ecuador de la segunda legislatura, a finales de 2017, tendría una única pregunta: «O permanecer en la UE en los nuevos términos o salirnos», y añadió que «si nos vamos será solo con un billete de ida, sin vuelta».
Una isla en Europa
En su discurso, reivindicó que «como nación tenemos el carácter propio de una isla apasionada en la defensa de la soberanía», pero añadió que «no solo es una historia insular, es también una historia europea; siempre hemos sido una potencia europea y siempre lo seremos», matizó.
En la misma línea, Cameron reconoció que «(los británicos) somos más fuertes a los ojos de Washington, Pekín o Nueva Delhi porque somos un actor de peso en el seno de la UE», pero advirtió de que «cada vez están más frustrados de que las decisiones se tomen más lejos de ellos, de que sus niveles de vida se hayan reducido a una austeridad forzada o de que sus impuestos se estén usando para sacar de apuros a gobiernos de otras zonas del continente».
Optó finalmente por una Europa «flexible, adaptable y abierta» en la que «no se puede armonizarlo todo».
Se echó en falta en su discurso que enumerara las condiciones para seguir en la UE o las competencias que aspira a recuperar, y se limitó a mencionar «el medio ambiente, los asuntos sociales y los criminales». Eso sí, aseguró que su objetivo no es que Gran Bretaña adquiera un status similar a Noruega y Suiza.
Porque el «principal interés» de Londres en la UE pasa por sellar «la integridad y la fiabilidad del mercado único europeo». Y para ello necesita estar aunque sea sin seguir estando.
Reacción europea templada
La canciller alemana, Angela Merkel, se mostró dispuesta «a debatir sobre los deseos británicos, pero recordó que «otros también tienen deseos» y «hay que llegar a un compromiso equilibrado». El presidente francés, François Hollande, reiteró su deseo de que Gran Bretaña siga en la UE, pero insistió en las «obligaciones» que entraña, entre ellas la de la «solidaridad».
«Necesitamos a un Reino Unido miembro a parte entera, que no siga anclado en el puerto de Dover», señaló el presidente del Parlamento de Estrasburgo, Martin Schulz. Más templada fue la reacción de la Comisión de Bruselas, que saludó la «voluntad inequívoca» de Cameron de permanecer en la UE.
Blair: «Pegarse un tiro»
El ex primer ministro Tony Blair tildó de locura la salida de la UE y criticó el plan de Cameron. «Dicen que es una gran táctica negociadora, pero me recuerda la película de Mel Brooks 'Blazing Saddles', cuando el comisario se pone una pistola en la cabeza y dice: 'Si no quieres lo que quiero yo, me pego un tiro'. Pero no queremos que uno de los 26 nos diga, adelante», apuntó.
Su sucesor al frente del laborismo, Ed Miliband, le acusó de ceder a las presiones del ala euroescéptica de los tories y al miedo al UKIP. El líder de esta formación ultra, Nigel Farange, saludó que Cameron haya «sacado al genio de la lámpara».
Clegg, socio de Gobierno de Cameron, hizo causa común con los laboristas al alertar de que su plan abrirá un periodo de incertidumbre para la economía.
Tanto la patronal británica como la City alertaron de ese riesgo pero esta mostró su acuerdo con Cameron en «seguir perteneciendo a la UE (a su mercado único) pero en mejores términos. La Bolsa de Londres ni se dio por aludida por el discurso. Y eso que tuvo como escenario la sede de la agencia Bloomberg, en pleno corazón de la City.
El ministro principal escocés, el independentista Alex Salmond, criticó duramente el discurso de Cameron sobre la UE porque crea incertidumbre para Escocia en vísperas de su referéndum. Más aún, recordó que «altera totalmente el debate en torno a la independencia de Escocia».
Y es que, tal y como recordó Salmond, los escoceses podrían votar en su consulta de 2014 a favor de quedarse en Gran Bretaña para encontrarse luego con que este país abandona la UE.
El SNP defiende una Escocia independiente dentro de la UE. Y los unionistas, liderados por el antiguo ministro laborista Alistair Darling, blanden la amenaza, incierta, de que si votara a favor de la independencia, Escocia quedaría fuera de una UE sobre la que pende ahora la amenaza, real, de una salida de Gran Bretaña.
Salmond tachó el discurso de Cameron de «confuso» y advirtió del riesgo de su estrategia. «Quiere aplacar a los euroescépticos y presentarse a la vez como reformador de la UE», afirmó. «Está intentando montar dos caballos al mismo tiempo y es inevitable que se caiga tarde o temprano», alertó, para concluir que «está claro quién es la mayor amenaza para la posición de Escocia en la UE». GARA