Seis días han transcurrido ya desde que Sundance `13 empezara a rodar. Pasado el ecuador de estas alocadas y maratonianas diez jornadas de cine en vena, y cuando el pestilente olor a palomitas con -muchísima- mantequilla definitivamente ha tomado posesión de la mayoría de las salas de proyección de Park City, es momento de concederse unos pocos segundos de necesario descanso, coger aire y, antes de seguir corriendo de una punta a la otra de los dominios de Mr. Redford, hacer un primer y breve balance general de lo que nos está dando este año el indie.

De momento, no cabe ni un alma más en esta minúscula localidad vecina a Salt Lake City. Los hoteles, que saben que una vez llegado aquí, el viajero no tiene otro sitio donde ir, llegan a tener tarifas de esas con cuatro cifras por noche.

Las calles están abarrotadas de gafas de pasta, gorros estrafalarios, abrigos que doblan el volumen corporal y acreditaciones que más bien parecen forfaits para irse a esquiar a una de las muchas pistas que rodean las instalaciones del certamen.

Cronistas y distribuidoras

Las compras internacionales avanzan a buen ritmo, lo cual no quita que los representantes de la industria se tomen su tiempo compartiendo sus ilusiones y sus dudas para determinar si van a pujar o no por la película que han visto pocas horas antes. Los voluntarios se distribuyen estratégicamente por todo el pueblo y ponen en marcha sus implacables radares para detectar cualquier necesidad del visitante desorientado. Mientras, los miembros de la crítica se quedan a gusto vomitando sus opiniones. Requisito verborreico: hablar en francés, o en su defecto en un inglés con un elevadísimo ratio de galicismos por minuto, s'il vous plait.

El mercurio tan solo concede efímeras treguas (y aún gracias que el sol brilla con fuerza). No obstante el crudo invierno en Utah tiene su implicación positiva en cuanto a invitación por parte de los elementos a encerrarse en una sala de cine y no salir de allí en todo el día. Si además el cartel acompaña, ya tenemos preparado el escenario para el festival de cine ideal. De modo que, café, bufanda, guantes... y luces fuera. La selección de películas llevada a cabo por el equipo comandado por el director del certamen John Cooper, la cual ya sabíamos que pivotaría entre una más que envidiable colección de nombres consagrados y otra compuesta por talentos todavía por descorchar, está funcionando tanto en una faceta como en la otra.

Películas

Los pesos pesados (entre los que brillan con luz propia la inquietante y técnicamente perfecta «Stoker», de Park Chan-wook, la fresca y divertida «Don Jon's Addiction», debut en la dirección de Joseph Gordon-Levitt, el solidísimo biopic «The Look of Love», de Michael Winterbottom y la deliciosamente magistral «Antes de medianoche», de Richard Linklater) han cumplido con su papel, recogiendo alabanzas tanto de crítica como de público. Se ha creado así un foco de atención del que se han podido beneficiar nombres desconocidos que esperaban ansiosos ser descubiertos.

De momento, en la lista de todo cazatalentos deberían figurar artistas como Nick Ryan gracias a su sobrecogedor documental «The Summit», o Gareth Evans y Timo Tjahjanto, autores del más desmadrado episodio de la gamberra compilación terrorífica «S-V/H/S», o los hermanos Miller, quienes firman un delirante y vengativo western muy cercano al cómic, o Jordan Vogt-Roberts, director que nos ha brindado en «Toy's House» una exquisita y desmadrada revisión contemporánea del universo de Mark Twain... Lo mejor de todo es que todavía nos quedan cinco días para seguir buscando -y encontrando, seguro- este oro fílmico que con tanta facilidad brota en estas tierras.