Los aficionados aguardaron la salida del parqué hacia los vestuarios de Raül López. Y a la que se encaminó hacia el túnel, lo despidieron con unos convencidos «¡MVP!, ¡MVP!» y una cerrada ovación. El base de Vic logró 14 puntos, 7 asistencias y 3 rebotes, para una valoración de 26, siendo el mejor jugador del encuentro y líder indiscutible del primer triunfo de Uxúe Bilbao Basket en este Last 16, superando por un margen más que interesante al Valencia Basket.

Pero lo mejor de la actuación del base catalán fue el momento. Tras un gran arranque de Mumbrú, Bilbao Basket se vino abajo en el segundo cuarto. Los taronja abrasaron a triples -especialmente Dubljevic y Kelati- a los de Katsikaris, que encajaron un parcial de 0-18, pasando del 32-24 al 32-42, y la zozobra de la pronta eliminación de la Eurocup en el aire.

Pero ahí apareció Raül López. Decidido y atinado, el exjugador de los Utah Jazz dio un clínic, un recital, un concierto... De su mano Bilbao Basket volvió a adelantarse, al devolver la moneda a los de Perasovic -que en vano paraba el juego para decir a sus muchachos «nuestra defensa es una vergüenza»- con un parcial de 20-2. Lograba canastas imposibles, o simplemente de pura poesía -cada vez que penetra, amaga y pivota, el tiempo parece detenerse-, mientras que sus pares, unos desquiciados San Miguel y Markovic, derrapaban sin lograr pararlo.

Bilbao Basket se agarró a la magia de Raül López y ahí la ventaja se fue haciendo mayor, a pesar de la mano de Kelati y los buenos minutos de Faverani -mientras, Lischuk abandonaba la cancha en el primer cuarto por una lesión en el tobillo-.

Compañeros de viaje

Pero Raül López no puede ganar un partido por sí mismo, ya que le falta físico para ello. Necesita de sus compañeros, y ayer estos lo secundaron más que bien. En el interior, Rakovic se convirtió en su socio preferencial, anotando y moviéndose con soltura sin balón, superando a jugadores como Doellman o Dubljevic, y mostrando calidad en varias finalizaciones. Igualmente Mumbrú, que se apagó tras un buen arranque, pero volvió en los últimos minutos.

Pero hace falta mencionar a Zisis. Aparte de clavar un triple desde casi medio campo para cerrar el tercer período, el base heleno supo dar continuidad al concierto de jazz de su compañero de puesto. Tiró y penetró con decisión sin miedo y sin atascar el ataque local. Mientras, la defensa bilbaina paró en seco a Rafa Martínez y los de Perasovic solo pudieron bailar al son de los hombres de negro.