«No» analiza la influencia de la publicidad en las campañas políticas
De no ser por la intratable candidatura de «Amour», la realización chilena de Pablo Larrain sería la favorita para el Óscar de Mejor Película de Habla No Inglesa, al llegar a la final precedida de su triunfo en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes o del premio a la Mejor Película en La Habana y Sao Paulo. El título que cierra la trilogía de la dictadura habla del cambio político que provocó el plebiscito que dio paso del régimen de Pinochet a la democracia.
Mikel INSAUSTI | DONOSTIA
Pablo Larrain conoce y explica mejor que nadie las contradicciones de la política chilena, porque, siendo hijo de conocidos representantes de la derecha, es el cineasta que en los últimos tiempos se ha atrevido a no respetar el silencio pactado para hablar en voz alta de las consecuencias y extensión de la dictadura a la posterior democracia.
«No» lo refleja muy gráficamente, con un guión de Pedro Peirano que se basa tanto en los hechos reales como en el monólogo de Antonio Skármeta titulado «El plebiscito». Cuando en 1988 Pinochet organizó la consulta para reforzar un régimen que se tambaleaba, la oposición consiguió un rechazo mayoritario sirviéndose del mismo neoliberalismo que el dictador había implantado en el país.
Fue gracias a una campaña publicitaria que pedía el voto negativo con las mismas técnicas de captación que utilizan las multinacionales de los refrescos para anunciar sus productos. Lógicamente, entre las fuerzas opositoras de distinto signo se dio un debate interno por el lado de la izquierda, pues no podían aceptar aquello de que «el fin justifica los medios», abrazando un mensaje capitalista, con tal de obtener un consenso para derrocar a Pinochet.
La campaña del «no» triunfó mediante el slogan «La alegría ya viene». A pesar de que fue diseñada por un equipo de publicistas, en Chile el estreno de la película de Larrain ha desenterrado los nombres propios de quienes estuvieron detrás. Y dicen que el padre de la esperanzadora frase fue Eugenio García, quien luego se retiró de la publicidad.
En la ficción se maneja la existencia de un cerebro, un hijo de exiliados que convence a los distintos bandos de la oposición para acoger el símbolo unitario del arcoiris. El papel que interpreta el mexicano Gael García Bernal parece inspirado en el actor y publicista José Manuel Salcedo, quien solo niega que el trabajo lo hicieran en la playa.
Dirección y guión: Pablo Usón, sobre un libro de Carlos González Pérez. País: Estado español. 2012 Duración: 85 minutos.
Dirección: Pablo Larrain.
Guión: Pedro Peirano, sobre un monólogo de Antonio Skármeta. Intérpretes: Gael García Bernal, Alfredo Castro, Alejandro Goic. Fotografía: Sergio Armstrong.
Música: Carlos Cabeza.
País: Chile. 2012.
Duración: 110 minutos.
En estos momentos la filmografía más consolidada dentro del cine chileno es la de Pablo Larrain, gracias a que ya ha completado con éxito su trilogía sobre la dictadura. Empezó hablando de los tiempos duros bajo el mandato de Pinochet con «Tony Manero» (2008), para después remontarse a la caída de Allende y el comienzo del período oscuro que le siguió con «Post Mortem» (2010). Finalmente, ha estrenado el título de cierre sobre la llegada de la democracia, que es «No» (2012). Antes, en el 2006 había realizado su ópera prima «Fuga», en la que reflexionó sobre la creación artística a través de la música. También ha trabajado recientemente para la televisión con la serie «Prófugos», en torno al narcotráfico. M. I.
Título original: «The Perks of Being a Wallflower».
Dirección y guión: Stephen Chbosky, sobre su novela.
Producción: John Malkovich, Lianne Halfon y Russell Smith.
Intérpretes: Logan Lerman, Emma Watson, Ezra Miller, Paul Rudd, Tom Savini, Dylan McDermott, Joan Cusack.
País: EEUU. 2012.
Duración: 103 minutos.