Draghi cree que la apreciación del euro es un signo de vuelta de la confianza
El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, trató de restar importancia a la reciente apreciación de la cotización del euro en los mercados de divisas, asegurando que se trata de «un signo de confianza», aunque admitió que la institución vigilará su efecto en la evolución de la inflación. Reiteró que hasta finales de año no se apreciará una gradual recuperación de la actividad económica.
GARA | FRANCFORT
En la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Gobierno del BCE, que mantuvo por unanimidad los tipos de interés en el 0,75%, el banquero italiano afirmó que la apreciación de la divisa europea, «en cierto modo, es un signo de la vuelta de la confianza» en el euro. «Como dije en otras ocasiones, el tipo de cambio no constituye un objetivo de la política monetaria, aunque es un elemento importante para el crecimiento y la estabilidad de precios, por lo que tenemos que ver si esta apreciación es sostenida y afectará a nuestra valoración de los riesgos para la estabilidad de precios», añadió.
En este sentido, el presidente del BCE expresó su confianza en que la tasa de inflación armonizada de la eurozona baje del umbral del 2% «en los próximos meses», mientras que reiteró que la debilidad de la economía continuará en el corto plazo, aunque a finales de año se apreciará una gradual recuperación de la actividad.
«Sobre el horizonte de análisis, las presiones inflacionistas deberían estar contenidas y las expectativas a medio y largo plazo permanecen firmemente ancladas en línea con el mandato del BCE», dijo Draghi.
El día 12, en Madrid
El presidente del BCE se refirió también al viaje que efectuará el martes día 12 a Madrid y señaló que en su comparecencia en el Congreso de los Diputados -que será a puerta cerrada- «va más a escuchar» que a transmitir mensajes a la población y al Gobierno español.
Avanzó que explicará a los diputados españoles la política monetaria del BCE y su impacto en la eurozona. Asimismo, expondrá la situación de los mercados financieros y las consecuencias que su «fragmentación» ha provocado en los diferentes países del euro, lo que ha obligado al Estado español a financiarse a un coste mayor que otros estados de la zona.
Draghi también hablará de la situación de los bancos del área del euro y de las perspectivas de recuperación que maneja la entidad central europea.
No obstante, dejó claro que «no va a comentar las políticas domésticas».
Su comparecencia también servirá para que dé cuenta de los avances que se están haciendo para la puesta en marcha el Mecanismo de Supervisión Único, si bien insistió en que todavía se está en los trabajos preliminares.
Hizo hincapié en que el futuro supervisor único es «crucial para la estabilidad del sistema financiero», al tiempo que subrayó la importancia de ejercer una vigilancia más estrecha sobre los bancos. Además, incidió en que para contribuir a la estabilidad financiera seguirá ofreciendo al sistema bancario tanta liquidez como sea necesaria.
El Gobierno portugués advirtió ayer de que rebajar la deuda pública hasta los niveles a los que obligará próximamente la UE (el 60% del PIB) llevará «más de una generación», según el ministro portugués de Finanzas, Vítor Gaspar, quien dijo que esa cifra es justo del doble, tras cinco ejercicios consecutivos de subidas.
El Estado griego ingresó un 7% menos de lo previsto en enero por la caída en la recaudación de impuestos, lo que ha desatado las alarmas, pues de no corregirse esta desviación habrá que aprobar otras medidas de ahorro. La caída se debió a un descenso del consumo, que hizo retroceder los ingresos por el IVA en un 15%.
Irlanda ve más cerca el fin de su rescate, después de lograr un acuerdo para aliviar su deuda bancaria y de que la tríada que forma la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional certificase la buena marcha de su programa económico.
Se trata de un día «histórico», aseguró ayer el primer ministro irlandés, Enda Kenny, en una intervención ante el Parlamento en la que explicó los términos del acuerdo sellado con el BCE, que ahorrará al Estado, dijo, «miles de millones de euros».
Poco antes, la troika certificaba, tras concluir su novena revisión trimestral, que Dublín continúa cumpliendo con las condiciones del préstamo concedido en 2010 por la UE y el FMI, por 85.000 millones de euros.
Según el dirigente conservador, el acuerdo permite la reestructuración del préstamo de 31.000 millones de euros concedido hace tres años para salvar al banco Anglo Irish Bank, cuyo colapso obligó a Dublín a pedir un rescate, y a la entidad financiera Irish Nationwide.
El BCE concedió esos 31.000 millones con la emisión de los llamados documentos de reconocimiento de deuda, unos pagarés usados por Dublín para recapitalizar ambas entidades, que le obligaban a pagar cada año, hasta 2013, un interés del 8%.
El próximo 31 de marzo Irlanda debía hacer frente a uno de esos pagos anuales, que ascendía a 3.100 millones, motivo por el que había propuesto al BCE canjear los pagarés con deuda del Estado a largo plazo, con un vencimiento medio de 34 años. El nuevo acuerdo permite canjear esos pagarés por bonos del Estado a largo plazo con un interés anual en torno al 3%. GARA