Drones: Obama no es Dios, pero actúa como tal
Las nuevas directrices de EEUU sobre la guerra de drones legalizan una práctica de muertes selectivas en la lucha global «contra el terrorismo» que presenta graves implicaciones. La luz verde de Obama para atacar a todo aquel que identifica como amenaza a su seguridad ha llevado a los defensores de derechos humanos y expertos internacionales de seguridad a elevar el tono de su denuncia, al entender que sienta un precedente peligroso que podría ser imitado por otros estados.
Poco o nada queda de aquel abogado constitucionalista que hizo campaña contra Guantánamo, la guerra de Irak y contra las elásticas definiciones sobre la tortura de su antecesor, George W. Bush. Obama supervisa personalmente la guerra secreta de los drones, él decide las nominaciones a ser pulverizado por misiles y quién es el siguiente en la lista de ejecuciones sumarias. Pero el premio Nobel de la Paz debe decir al mundo cuándo y dónde termina esta deriva mortífera. ¿O es que esta opaca práctica de muerte donde nada se confirma y nada se desmiente es, de hecho, un rasgo permanente y para siempre del poder de EEUU? Los antiguos griegos investían a los dioses con todas las debilidades humanas. Sus juicios no eran ni impecables ni imparciales. Obama no es Dios, pero se siente y peligrosamente actúa -mediante su juicio «divino» y su«castigo final»- como tal.