Con motivo del debate sobre el Estado de la Nación en el Congreso de los Diputados español, algunos medios ultracentristas aprovechaban para intentar vender las bondades del jefe político, advirtiendo de que era preciso dejarse de esas menudencias que tantos quebraderos de cabeza le están dando al protagonista del debate e ir al grano, que es eso que está tan crudo a pesar de lo bien que lo está haciendo Rajoy.

«Abc» titulaba su editorial «Un debate para lograr soluciones». Para ello, «es necesario que los partidos sean capaces de dejar al margen los enfrentamientos cotidianos y sean conscientes de que los ciudadanos exigen una apuesta por el interés general de España, al margen de oportunismos a corto plazo. El presidente del Gobierno acude al debate con expectativas razonables para encauzar la crisis económica y con un planteamiento de pacto por la transparencia contra la corrupción». Es decir, que quien debería dar toda clase de explicaciones pero se limita a decir que todo es falso propone un pacto de transparencia. ¿No sería mejor que diese ejemplo...?

También «La Razón» editorializaba sobre ese debate. Para empezar, lean lo que decía: «Mariano Rajoy afronta su primer Debate sobre el Estado de la Nación como presidente del Gobierno. Lo hace después de tomar las riendas de un país en situación crítica tras el retroceso de más de siete años de socialismo». Claro que llamar «siete años de socialismo» a los gobiernos del PSOE también parece excesivo, ¿no creen?

Bueno, pues con todo lo mal que estaba el asunto cuando llegó Rajoy, resulta que este «ha dirigido el más ambicioso y profundo proceso reformista que se recuerda. Negarlo sería mezquino y sólo puede responder a intereses partidistas y desleales». Luego alababa medidas tan efectivas y justas como la reforma laboral que han llevado al Estado español a una situación inmejorable en Europa y a recuperar la confianza en él. Aunque no hay nada perfecto y, según reconocía, «Tenemos serios desajustes y problemas, principalmente un paro insoportable». Vaya, no nos habíamos dado cuenta. Y como si el asunto de Bárcenas no fuese con el Gobierno y con el PP, continuaba diciendo: «La corrupción será otro de los ejes de la sesión. Su virulenta irrupción se ha traducido en desafección y descrédito. Es una ocasión para alcanzar un compromiso de los dos grandes partidos y enviar un mensaje regenerador. Rajoy lo hará con un pacto por la transparencia». Pues nada, todo solucionado.