La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, ha anunciado que aumentará los ingresos de 2,5 millones de personas que se encuentran bajo el umbral de la extrema pobreza para poder reducir el número de personas dentro de este estrato social. El Gobierno federal pretende asegurar en marzo la cifra de 22 millones de personas que salen de esa situación.

«Brasil pasa una página decisiva de nuestra historia, nuestra larga historia de exclusión social, aseguró la mandataria, que llegó al poder en enero de 2011 con el compromiso de acabar con la miseria en este gigante de 194 millones de habitantes, sexta economía mundial, pero también uno de los países con mayor brecha social entre ricos y pobres.

«Falta muy poco para que superemos la pobreza extrema», afirmó Rousseff al anunciar una nueva ampliación de los programas sociales. «Desde junio de 2011, cuando lanzamos el plan Brasil sin Miseria, hasta hoy, que firmo esta ampliación de los beneficios, retiramos a 22 millones de brasileños de la miseria», señaló al tiempo que anunciaba que a partir de marzo se invertirán unos 300 millones de euros para conseguir la meta propuesta. Hasta ahora la cantidad destinada a ese plan era de 24.000 millones de reales (unos 9.100 millones de euros).

Con ese aumento, el Gobierno incrementará hasta los 70 reales (unos 28 euros) los ingresos mensuales de esos 2,5 millones de personas de lugares remotos, como la selva amazónica.

Dijo que Brasil sin Miseria es, hoy, el plan social más amplio y más moderno del mundo, que mejores resultados ha tenido, pues garantiza una renta, la inclusión productiva y acceso a los servicios públicos. El plan se ha centrado en garantizar que todas las familias inscritas en los programas sociales del gobierno alcancen una renta per cápita mínima de 1.25 dólares por día, considerada internacionalmente como el umbral de la extrema pobreza.

«Sabemos que la superación de la miseria no se da solo por medio de la renta, y por eso estamos creando oportunidades para la capacitación de los brasileños y que tengan mejores condiciones de vida», expresó.

Casi 50 millones de brasileños se benefician hoy de los programas sociales contra la pobreza, que además de complementar la renta, buscan garantizar el acceso a servicios públicos de salud, educación, luz y agua potable.

Rousseff afirmó que Brasil construyó «la tecnología social más avanzada del mundo capaz de enfrentar el hambre, combatir la miseria y disminuir la desigualdad», y que lo ha exportado a otros países en desarrollo.