La ley electoral italiana castiga aún más a una izquierda dividida
La ley electoral impuesta por Berlusconi en 2005 deja matemáticamente fuera del Parlamento a las formaciones de la izquierda transformadora italiana. Y en esta ocasión la cuestión se complica habida cuenta de que dividida en dos coaliciones. El esfuerzo de alianza en torno a Rivoluzione Civile es loable, pero aparece además debilitado por las divergencias en temas como el TAV y la persistencia de dinámicas partidistas en la elaboración de listas.
Orsola CASAGRANDE |
Se la llama porcellum y es la ley que modificó, en el año 2005 (impulsada por el ministro del momento para las reformas, el legista Roberto Calderoli), el sistema electoral italiano. En realidad su nombre oficial es Ley 270, pero para todo el mundo es solamente porcellum. La definición latina es del economista Giovanni Sartori y un poco más culta que la que su propio padre, Calderoli, utilizó en una entrevista, al bautizarla porcata.
La ley estipula que para entrar en la Cámara de Diputados, los partidos o listas deben conseguir, como mínimo, el 4% de los votos nacionales; las coaliciones, el 10%, y cada partido relacionado con una coalición, el 2%. Y para entrar en el Senado, los partidos o listas necesitan el 8% de los votos; las coaliciones, el 20%, y cada partido relacionado con una coalición, el 3%.
Esta nueva ley, hecha por el Gobierno Berlusconi, ha significado que en las precedentes elecciones ni Rifondazione Comunista, ni los otros partidos de la izquierda han conseguido representación en el Parlamento.
Esta vez, además, se presentará dividida en dos coaliciones. Así que las probabilidades de que partidos como Rifondazione Comunista o Sinistra Ecologia e Libertà se queden fuera del Parlamento son grandes.
Rifondazione Comunista, después de un largo debate, ha decidido presentarse en las filas de Rivoluzione Civile, que presenta como candidato a primer ministro al juez Antonio Ingroia. Los sondeos auguran posibilidades de entrar en la Cámara para Rivoluzione Civile. Mucho más difícil parece ser entrar al Senado.
El debate para llegar a la composición de las listas de candidatos ha estado muy reñido. De hecho, algunos de los que habían apoyado desde el primer momento a la coalición la dejaron, o dejaron de participar activamente en el debate. Uno de los puntos más controvertidos ha sido el de la presencia de los secretarios de los partidos como candidatos. Al final, ha ganado el viejo sistema y todos los secretarios son candidatos.