Suele ser interesante, al menos para quienes nos dedicamos a esto del derecho, seguir a través de los media las tácticas que los abogados defensores o acusadores van desarrollando a lo largo de los procesos más sonados y tratar de intuir a dónde quieren ir a parar con su estrategia. Así que los aficionados al tema llevamos una temporada en que no damos abasto, tal es el número de causas judiciales de tronío que se están instruyendo y de las que disfrutamos con retransmisión en directo y en abierto. Curiosamente todas ellas tienen que ver con la corrupción, cáncer que ha conducido a una situación de metástasis a la vida política española. El Gurtel es un carramarro gigante con ramificaciones por casi toda la geografía de la piel de toro y no hay día en que no nos desayunamos con una trama nueva.

Una de las más interesantes en cuanto al desarrollo de las actuaciones de defensa es la instruida contra el Yernísimo y sus compinches. En los demás asuntos casi todos los imputados se dedican a negar la evidencia y a proclamar su inocencia a los cuatro vientos, pero en este, hay quien aportando correos electrónicos dosificados en el tiempo va apuntando en dirección a la cabeza del entramado.

En los últimos ha irrumpido con fuerza la estrella de Corinna, conocida vulgarmente como «la amiga de». La relación entre el jugador de balonmano y esta señora parece tan estrecha que él le agradece el tiempo fabuloso que pasaron en Londres y ella, pese a estar inmersa en la locura de la temporada de caza, le gestiona el logro de un minijob de 250.000 euros de sueldo. Ni le dice en qué consiste el trabajo. Parece que eso no importa, solo le habla del misero sueldo base que habrá que completar con unos bonus. De todos los mensajes va copia para el suegro, que parece sobrevolar sobre todo lo que se cuece.

Y precisamente hacia ese sobrevuelo es a donde se dirige cada vez más claramente la defensa de Torres: SM estaba al tanto de todo y todo lo controlaba, directamente o a través de sus más estrechos colaboradores. Y es que no hay que olvidar que el art. 56 de la Constitución española establece que la persona del rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad.

Así que, si por el juzgado se estableciera, hipotéticamente, que existen indicios de criminalidad por su parte, nada se podría hacer legalmente para exigirle las responsabilidades derivadas del asunto, algo que no parece compaginar muy bien con aquello de que todos son iguales ante la ley, y que es muy poco democrático. Y, claro, si no se pudiera hacer nada contra quien, supuestamente, podría haberlo controlado todo, difícilmente podría sostenerse la continuación del proceso contra los brazos ejecutores.

Así que no es de extrañar que sigan apareciendo nuevos mails cada vez más comprometedores, salvo que se alcance una solución por otros vericuetos, que vaya usted a saber, que a esas alturas pueden producirse hasta milagros. Esperaremos expectantes.