Los diez militantes de ETA que están siendo juzgados en París abandonaron ayer la sala de vistas ante «las mentiras» del comandante de la Subdirección Antiterrorista (SDAT) Stéphane Durey, quien durante su declaración atribuyó a la organización armada la muerte de Begoña Urroz, una niña que murió en 1960 por una bomba colocada en la donostiarra estación de Amara y que fue reivindicado por el Directorio Revolucionario Ibérico de Liberación (DRIL). Ante esas manifestaciones, los enjuiciados solicitaron al tribunal abandonar la sala, demanda a la que este accedió.