Un kamikaze provoca una carnicería ante la sede del Baath en Damasco
La oposición que desde el exilio lidera la rebelión armada contra el Gobierno de Bashar al-Assad apuntó por primera vez a los yihadistas al denunciar el sangriento atentado que se saldó con la muerte de decenas de civiles ante la sede del partido gubernamental Baath en Damasco. Paralelamente, las sedes oficiales del régimen en la capital siria siguen siendo objetivo de ataques con fuego de mortero. Ayer le tocó el turno a la sede del Estado Mayor del Ejército.
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Un kamikaze a bordo de un vehículo cargado de explosivos hizo estallar su carga contra un muro de hormigón que protegía la entrada de la sede del partido gubernamental Baath en Damasco, provocando un saldo provisional de 59 muertos y cientos de heridos, algunos en estado crítico, según un recuento de la televisión pública.
El atentado suicida tuvo lugar a las 10 de la mañana, hora de gran afluencia en la céntrica plaza Shahbandar, en el barrio de tiendas de Mazraa. Entre los heridos figuran varios menores ya que la explosión tuvo lugar justo al lado de una escuela y de una estación de autobuses.
Se trata del atentado suicida más mortífero ocurrido en la capital, al superar el número de víctimas mortales, la inmensa mayoría de ellas civiles, las 55 registradas el 10 de mayo de 2012.
La televisión mostró imágenes de coches ardiendo en medio de una inmensa columna de humo y de cuerpos destrozados en plena calle, además de inmuebles con graves daños.
«¿Es esta la libertad que quieren? ¿Es este el Ejército Sirio Libre?», preguntaba indignado un hombre entrevistado por la televición, «¡Esto es terrorismo! ¿A esto le llamáis islam?», denunciaba un herido.
La oposición se desmarca
Los medios oficiales acusaron del atentado a los «terroristas», término con el que engloban tanto a los rebeldes armados «laicos» como a los yihadistas.
La coalición de la oposición en el exilio coincidió en denunciar un atentado «terrorista» y no dudó en calificar de «criminales» los ataques contra los civiles, «sean cuales sean sus responsables y justificaciones». Por vez primera, evitó acusar al régimen, como ha hecho hasta ahora con respecto a este tipo de atentados indiscriminados.
Damasco ha sido escenario en los últimos meses de varios atentados sangrientos contra edificios del Gobierno, de los servicios de inteligencia y de las Fuerzas de Seguridad. El Ejército Sirio Libre siempre había acusado al régimen de perpetrar autoatentados, pese a que la gran mayoría eran reivindicados por los rebeldes islamistas (yihadistas) del Frente al-Nosra.
Dos proyectiles de mortero impactaron ayer en la sede del Estado Mayor de la Defensa y de la Comandancia General del Ejército en la céntrica plaza de los Omeya, sin causar víctimas mortales. El edificio se encuentra en proceso de restauración tras haber sido objetivo de dos ataques en setiembre.
Mientras, en el suburbio damasceno de Barze estallaron otros dos coches bomba cerca de edificios de seguridad.
Varios proyectiles impactaron en los últimos días en la capital, en particular en la ciudad deportiva de Tishrin, donde causaron la muerte de un futbolista, y junto a uno de los palacios presidenciales de Al-Assad.
El secretario general del Frente Democrático para la Liberación de Palestina (FDLP), Najef Hawatmeh, resultó ligeramente herido en el atentado. Su despacho se halla a medio kilómetro del lugar de la explosión. El FDLP es uno de los movimientos de izquierda de la resistencia palestina.
El comandante general del grupo rebelde Ejército Sirio Libre (ESL), Salim Idris, aseguró que sus hombres lanzaron ayer dos ataques con fuego de mortero contra la organización de la resistencia libanesa Hizbulah, uno de ellos en territorio libanés, concretamente en la zona de Hush al-Sayed Ali. El otro ataque habría tenido como objetivo un convoy de la organización chií en los suburbios de la localidad de al Qussair, en Homs (Siria).
Fuentes oficiales de la seguridad libanesa desmintieron a la agencia AFP que se hayan registrado ataques desde el lado sirio contra posiciones de Hizbulah en Líbano.
Por contra, la agencia turca Anatolia aseguró que tres milicianos de Hizbulah habrían muerto el miércoles en un ataque ejecutado por miembros del yihadista Frente al-Nosra en la localidad de Zeeta, ubicada en el valle de la Bekaa, en Líbano.
Hizbulah y el ESL tenían hasta ahora un acuerdo más o menos firme para mantener las localidades fronterizas entre Siria y Líbano fuera del conflicto. Al-Nosra, con una ideología salafista y sectaria (suní), es muy hostil respecto al chiísmo y su presencia y actividad es creciente en la amalgama de la rebelión siria. Y todo apunta a que estaría arrastrando al ESL, que lanzó el miércoles un ultimátum de 48 horas a Hizbulah. GARA