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Seúl abre la puerta al diálogo pero exije el fin de los ensayos nucleares

La conservadora Park Geun-hye se convirtió ayer en la primera mujer presidenta Corea del Sur. En su investidura, prometió tolerancia cero con el programa nuclear norcoreano, aunque abrió la puerta al entendimiento al abogar por una política basada en la confianza.

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GARA | SEÚL

Park Geun-hye, la primera mujer en convertirse en jefa de Estado de Corea del Sur -la cuarta economía de Asia-, afirmó que no tolerará ninguna «acción que amenace la vida de nuestro pueblo y la seguridad de nuestra nación», en alusión a Corea del Norte, cuyo enviado a la Conferencia de Desarme de la ONU, Jon Yong Ryong, declaró la pasada semana ante este organismo que «el comportamiento errático de Seúl no podría más que anunciar su destrucción final».

«El reciente ensayo nuclear -por parte de Pyongyang- es un desafío para la supervivencia y el futuro del pueblo coreano. No se engañen, la principal víctima será la misma Corea del Norte», remarcó ante unas 70.000 personas que, desafiando al frío, se congregaron frente al Parlamento donde se celebró la ceremonia de investidura, de dos horas y media. El acto, al que acompañaron 21 cañonazos, estuvo precedido por un concierto del surcoreano Psy, autor del éxito mundial «Gangnam Style».

Pese a esa advertencia, Park reiteró su deseo de liderar una política basada en la confianza con Pyongyang, en oposición a su predecesor Lee Myung-Bak, partidario de una línea dura, si bien ambos pertenecen al Partido Conservador.

La nueva jefa de Estado propuso abrir un proceso de «construcción de confianza» que permita sentar las bases de una futura Corea unificada tras más de seis décadas de división, para lo cual instó al Pyongyang a «abandonar sin demora sus ambiciones nucleares».

En el plano económico, esta ingeniera electrónica titulada que nunca llegó a ejercer la profesión, prometió potenciar las sólidas industrias de la ciencia y la comunicación con el fin de lograr un segundo «milagro del río Han», como se conoce al vertiginoso desarrollo de Corea del Sur en las últimas décadas.

En este sentido, adelantó que su Gobierno construirá «una economía creativa» más allá de los sectores manufacturero e industrial, cimientos de la riqueza nacional. «En el corazón de la economía creativa se encuentran la ciencia, la tecnología y la tecnología de la información, sectores que he señalado como prioritarios», manifestó.

La receta de Park para combatir la crisis global incluye «la democratización económica», consistente en ampliar las clases medias al reducir la creciente brecha de ingresos y defender las pyme frente al oligopolio de los grandes conglomerados o «Chaebol» que dominan la economía.

Protegida por los miles de policías del nutrido dispositivo de seguridad, la nueva presidenta se dirigió al palacio presidencial, hogar de su infancia que hace 34 años dejó tras la muerte de su padre, el dictador Park Chung-hee, a manos de su propio jefe de Inteligencia en 1979.

Cinco años antes, en 1974, un activista norcoreano mató a su madre, por lo que con solo 22 años asumió el cargo de primera dama de un régimen que sembró la semilla del desarrollo entre graves violaciones de los derechos humanos.

Su regreso al poder estuvo marcado por una intensa agenda política, que incluyó reuniones bilaterales con el ministro de Finanzas japonés, Taro Aso, la consejera de Estado de China, Liu Yandong, y la expresidenta chilena Michelle Bachelet.

Corea del Norte critica la gestión del presidente saliente

El diario del Partido de los Trabajadores de Corea del Norte, «Rodong Sinmun» acusó al presidente saliente de Corea del Sur, Lee Myung Bak, de «menguar» las relaciones entre las dos coreas durante su mandato (2008-2013) con sus «crímenes y mentiras». En concreto, criticó el fortalecimiento de la alianza entre Corea del Sur y EEUU mediante la imposición de sanciones, las maniobras militares conjuntas en el mar Amarillo y el Tratado de Libre Comercio.

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